No hay nada como la pelota caribeña, caliente dentro y fuera de la cancha, intensa y cercana. Que el béisbol huele a hogar para los latinos y es lo que hace que importadores como Brian Rey se adapten en tiempo récord a sus países vecinos, en este caso Venezuela.
“Amo a Venezuela, de verdad, de corazón. Me encanta la playa de La Guaira y me encanta la brisa de Caracas… Me gusta estar aquí porque me han tratado muy bien y porque aquí el béisbol se vive con la misma pasión que en Puerto Rico, dijo el camarero del Senadores en Caracas. .
Rey, quien acaba de convertirse en campeón de bateo en Puerto Rico con un promedio de .311, nunca había estado en Venezuela. Pero se siente como en casa y sus números demuestran la comodidad de la que habla.
Durante las primeras cuatro semanas, siguió siendo uno de los mejores bateadores del campo, el segundo mejor del Senado, con un promedio de .360, cinco jonrones y 14 carreras impulsadas. Todo ello aunque le ha sorprendido el nivel ofensivo del circuito.
“Sabía que esta era una liga ofensiva, pero no tanto… Quizás no me distraiga, vine enfocado en demostrar lo que soy capaz de hacer porque creo que un verdadero bateador produce en cada liga a la que va, » dijo con confianza.
«Soy un bateador que le puede dar mucha versatilidad al equipo, puedo batear fuerte y meter corredores, pero también puedo ser rápido y robar bases, lo que sea necesario para ganar el juego», dijo el infielder, quien tiene desempeñado un papel decisivo en diversas obligaciones del senado.
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A sus 26 años, Brian Rey tiene mucho que darle al béisbol, ese amor heredado de ser caribeño, donde la pelota es vida y bálsamo ante las dificultades. Sus sueños apenas comienzan a escribirse, y aunque se ha visto sacudido por desastres naturales y decepciones profesionales, no está dispuesto a renunciar a ellos.
“El béisbol es lo más importante… Cuando pasa algo como el huracán María (2017), que fue difícil para todos los puertorriqueños, uno valora las cosas importantes, y la pelota es importante para nosotros… Ver a todos los aficionados juntos en un estadio, a pesar de todo lo que pasamos, es amor… el béisbol es el amor más grande de la isla y quiero vivir rodeado de amor”, explicó entrelazando sus sentimientos con una sonrisa.
Sus objetivos son claros: vivir por y para el béisbol, en el Caribe y más allá. Por eso está en las Grandes Ligas porque está convencido de que rodearse de jugadores profesionales le ayudará a desarrollarse para regresar al sistema organizado de Estados Unidos, donde jugó en las ligas menores del 2018 al 2023.
Prensa de Grandes Ligas