El embajador de Brasil en Argentina, Julio Bitelli, se reunió este lunes en Brasilia con el ministro de Relaciones Exteriores Mauro Vieira y estuvo con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para discutir la tensa relación con el Gobierno de Javier Milei.
Fuentes oficiales explican que la intención es analizar «la mejor manera» para que la tensión generada por las fuertes diferencias ideológicas que separan al progresista Lula y al libertario Milei no se traslade a las relaciones entre ambos países.
Las mismas fuentes aclaran que no se trata de una «llamada a consultas», que en diplomacia se utiliza para expresar un claro malestar, sino que la intención es «hablar» con el embajador sobre cómo «conducir mejor la relación». «
Bitelli, que permanecerá en Brasilia «por unos días», se reunió el lunes con el ministro Vieira y ambos estuvieron posteriormente con Lula en un almuerzo ofrecido por el Gobierno brasileño al presidente de Italia, Sergio Mattarella, en visita oficial a Brasil.
El viaje del embajador a Brasilia se produce diez días después de que Milei realizara su primera visita a Brasil desde que asumió el poder en Argentina el pasado mes de diciembre, aunque no fue para reunirse con Lula ni con un miembro del Gobierno.
Esta visita fue privada, por un congreso de extrema derecha organizado en la ciudad de Balneario Camboriú, donde se reunió con el expresidente Jair Bolsonaro, líder de ese movimiento en Brasil y mayor opositor y antagonista de Lula en la política nacional.
El polémico ultraderechista no ha mantenido hasta el momento ningún encuentro privado con Lula, con quien ni siquiera ha hablado por teléfono.
Las relaciones entre ambos se han tensado desde que Lula expresó su apoyo en la campaña electoral al candidato peronista Sergio Massa, a lo que Milei respondió llamando al jefe de Estado brasileño «corrupto» y «comunista».
Antes de ese viaje a Brasil, Lula dijo que aún no había tenido contacto con Milei porque esperaba que le pidiera disculpas, tanto a él como a «Brasil», por esas declaraciones.
Sin embargo, el extremista argentino respondió inmediatamente que no pediría perdón, ya que sólo había dicho «la verdad».