Bernardo Arévalo prestó juramento como presidente de Guatemala después de que sus oponentes retrasaran su toma de posesión el 15 de enero.
La madrugada del lunes, después de una caótica toma de posesión que se retrasó varias horas debido a un último esfuerzo de los opositores en el Congreso para socavar su autoridad.
Los desafíos que enfrenta Arévalo como jefe del país más densamente poblado de Centroamérica son el compromiso de implementar reformas radicales y combatir la creciente pobreza y violencia, que son los principales impulsores de la migración a Estados Unidos.
Sin Giammattei
Arévalo ganó las elecciones de agosto por abrumadora mayoría y aproximadamente 9 horas después de la toma de posesión, prestó juramento como presidente, reemplazando al político conservador Alejandro Giammattei, cuyo gobierno se ha visto envuelto en escándalos de corrupción.
Además, no se presentó personalmente en el Teatro Nacional para el acto de traslado y envió carteles institucionales a través de su secretaria.
«Nuestra democracia tiene la fuerza para resistir, y a través de la solidaridad y la confianza podemos cambiar el panorama político en Guatemala», dijo Arévalo tras asumir el cargo.
«Nunca más habrá violaciones de derechos humanos», añadió, mientras cientos de simpatizantes se reunían en la Plaza de la Constitución de la capital para cantar, bailar y celebrar.
La sorpresiva victoria electoral de Arévalo fue vista como un hito para Guatemala, donde el hombre de 65 años se ha posicionado como un defensor de la democracia y líder de un movimiento progresista que busca remodelar un panorama político dominado durante mucho tiempo por partidos conservadores.
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