La inagotable productividad goleadora de Richard Blanco tuvo que ser clonada para que su legado tuviera una secuela en un futuro distópico del fútbol nacional. Pero no, lo del “Avioncito” es un caso único, quizás irrepetible y casi inigualable en nuestro país.
A sus 41 años, cuando otros deportistas ya están retirados y dedicados a contar sus hazañas a sus hijos y nietos, Richard Blanco es un ejemplo de trabajo, dedicación y amor por esta disciplina.
Si Portuguesa ha recuperado su memoria como un gran equipo de fútbol es en gran medida gracias a la hercúlea tarea del delantero de La Guaira de seguir perforando las redes, con el mismo celo que lo hizo cuando se inició en su juventud con Italchacao.
Con el inevitable retiro esperándole desde hace varias temporadas, ‘Avioncito’ se niega a envejecer y mantiene su absoluta vigencia en el ataque. Los tres goles marcados ayer para darle la primera victoria al «Penta» (3-1) ante Caracas en el estadio José Antonio Páez de las ciudades gemelas de Acarigua-Araure y revivir la ilusión de avanzar a la final del campeonato son un ejemplo libre de su formidable talento.
A lo largo de su carrera, Blanco ha sido un delantero único y se ha reinventado inteligentemente en sus últimos años para conservar su toque letal de cara a la portería. La velocidad para encontrar y crear sus propias ocasiones con una zancada imparable para cumplir el gol ha dejado paso a un delantero centro que vive como un lobo en el área, tranquilo y pendiente de cada movimiento para atacar a la presa y devorarla a las primeras. error. …
Caracas cometió el imperdonable error de permitir que Blanco se instalara en la zona de definición. Su primer gol para igualar el marcador 1-1 fue una muestra de su sabiduría magistral. Vio el hueco, se anticipó a toda la defensa del conjunto rojillo y batió a Baroja con un toque sutil. El segundo gol lo dejó en la historia del fútbol nacional, y fue el primero validado por la visión de águila y la tecnología milimétrica del videoarbitraje en la Liga Futve.
«Avioncito» leyó perfectamente la obra. Dio un paso atrás para evitar el fuera de juego y rompió el arco caraqueño con un potente disparo. Terminó su formidable tarea aprovechando un centro al área para convertir un gol. Tres goles de diferentes estilos, pero todos con la misma firma de un eterno delantero que deberá erigir una estatua en la entrada de José Antonio Páez, si mete a Penta en la gran final y termina dando el swing olímpico con los rojinegros.
En medio de esta epopeya de Richard Blanco, en la otra cara de la moneda, está la estrepitosa caída de Caracas, que volvió a mostrar sus debilidades. El ataque brillantemente rápido y relámpago en la victoria por 2-0 contra el propio Penta en el Estadio Olímpico se fue desviado.
La conexión entre Anderson Contreras, Bryant Ortega y Ender Echenique se cortocircuitó. Lo que a su vez se sumó a la falta de involucramiento de los Ogún africanos en el juego caraqueño, cuando más se necesita su poder para desequilibrar y definir.
Lo más grave de esta derrota fue olvidar que Richard Blanco es uno de los delanteros más implacables en la historia del fútbol nacional. Lo soltaron y dejaron volar los balones al corazón del área con centros y pases que no estaban previstos.
Caracas sigue dependiendo de las actuaciones de los últimos dos partidos ante Academia Puerto Cabello en el Olímpico y Deportivo Táchira, en la revancha del clásico, en Pueblo Nuevo para sumar los puntos necesarios y avanzar a la final. Pero necesitan recuperar la solidez defensiva que habían mostrado en los partidos anteriores y la eficacia de Oguns y Guarirapa para asumir su responsabilidad.
Dolgetta y Elie entraron al cofre mientras la Vinotinto vivía en las sombras
El tiempo inexorable que todo lo consume llamó a las puertas del fútbol nacional para recordarnos a dos grandes figuras ofensivas y defensivas que el olvido había desterrado al desván del olvido.
En la misma semana fallecieron dos jugadores históricos: el delantero José Luis Dolgetta y el defensa central Freddie Elie. A Dolgetta le debemos una de las hazañas más famosas de la Vinotinto, cuando en la Copa América de Ecuador 1993 remontó un 0-3 a 3-3 ante Estados Unidos con un par de goles de Dolgetta y un golazo de Miguel «Pochito». Echenausi en una fenomenal corrida por la banda izquierda en el minuto 89.
De cara a la Copa América, la Federación Venezolana había iniciado uno de los primeros procesos de transformación de la selección nacional, bajo las riendas del serbio Ratomir Dujkovic. El técnico centroeuropeo llegó al país con la esperanza de emular el trabajo de renovación que el montenegrino Dusan Dráskovic había realizado con gran éxito en la selección de Ecuador.
Dolgetta fue el eje del ataque de Dujkovic en Venezuela y Carabobeño respondió con cuatro goles en Ecuador, donde se convirtió en el primer y único delantero local en máximo goleador en el torneo internacional más antiguo del mundo. Hace un tiempo lo tuvimos como compañero de transmisión en TVES, en un clásico de fútbol entre Caracas y Táchira en San Cristóbal, y nos confesó su decepción con el fútbol nacional, porque no había recibido reconocimiento por su trayectoria y tras su retiro de Jubilación. , consideró que los equipos no le habían dado la oportunidad que necesitaba para consolidarse como entrenador.
Su ataque en el banquillo tuvo brevísimos periodos al frente de Carabobo, Portuguesa y Tucanes de Amazonas, pero en ninguno logró excederse con el mismo brío que demostró como todo un goleador. Tampoco fue considerado por la FVF para ayudar a formar nuevos talentos, y desilusionado por tanto desprecio, cerró la tienda de deportes que tenía en San Cristóbal y se fue a Guayaquil, donde lo sobrevino un repentino infarto. 53 años. vida.
Elie formó parte de esa generación de pioneros que se dejaron la piel en el campo en aquellos años sesenta y setenta, cuando todo era derrota. En medio de este panorama desfavorable, donde muy pocos jugadores formados en el país tuvieron la oportunidad de jugar en equipos de primera división, Elie se paró en el muro del Deportivo Italia y fue uno de los héroes en la mítica victoria 0-1 c. Fluminense en Maracaná. Futve siempre los recordará.