Finalmente, el partido neoliberal del gobierno en Uruguay llevó a cabo la reforma de las pensiones con la que amenazó durante los tres años de gobierno de Luis Lacalle Pou. Elevó la edad de pensión de 60 a 65 años y, aun así, permite que una persona mayor de esa edad continúe trabajando y con la condición de cotizar al régimen mixto, entre estatal y privado.
La reforma de pensiones ha sido uno de los caballos de batalla de Lacalle Pou en su cruzada por ampliar el fondo de pensiones, enriquecer a las Administradoras de Cajas de Ahorro para Pensiones (AFAP) y reducir el volumen de gasto fiscal focalizado para pagar las pensiones.
Para el presidente, este sistema era «muy solidario» y por eso era necesario que los uruguayos trabajaran más años de manera formal. «Cada vez se utilizan más impuestos para pagar el sistema de pensiones. Las contribuciones directamente involucradas en la seguridad social no son suficientes para sostener el sistema», lanzó.
La aprobación de la reforma de pensiones en el Congreso
La reforma fue aprobada por 17 votos (todas las bancadas oficialistas, excepto una) de un total de 28 senadores. La Cámara Alta hizo reformas al texto que había sido aprobado por los Diputados y ahora solo le resta al Ejecutivo promulgar la norma.
El texto llevó meses de negociaciones dentro de la coalición de gobierno y también con el opositor Frente Amplio, que hizo todo lo posible para que la reforma fuera menos dura y finalmente no la apoyó.
La reforma contempla que la edad de jubilación pase de los 60 a los 65 años para hombres y mujeres, salvo en algunos sectores, como el rural y la construcción.
Se requerirán 30 años de aportes, y aquellos con 38 años de servicio podrán jubilarse antes.
Los mayores de 65 años podrán seguir trabajando, pero no en el sector al que pertenecían. Además, seguirán realizando aportes del 15 por ciento a la seguridad social.
Inmediatamente después de aprobada la norma, el presidente Lacalle Pou celebró el éxito a través de un video previamente grabado. Insistió en que, actualmente, para pagar a un pensionado “no basta con los aportes de quienes participan directamente de la seguridad social”.
Dijo que «la relación activo-pasivo ha disminuido y generará riesgos» y calificó la reforma como «urgente y necesaria» por «la cada vez más larga esperanza de vida y el descenso de la natalidad».