Ya se ha convertido en un uso normal. Los equipos que juegan la Serie del Caribe en Miami salen al campo vistiendo uniformes coloridos y con el nombre del país que representan exhibido en el pecho.
Y parece que la gente que sigue el campeonato se ha olvidado del nombre real de ese grupo de jugadores: “Hoy juega México contra República Dominicana. Esta noche se enfrentan Puerto Rico y Venezuela”, y así continúa la lista de siete competidores.
Hay que ser un aficionado muy feliz para recordar que los mexicanos son Tomateros de Culiacán, Algodoneros de Guasave o Naranjeros de Hermosillo, o que los dominicanos son Leones del Esgido, Águilas Cibaeñas o Tigres del Licey.
Y si hablamos de Venezuela, sabemos que son los Tiburones de La Guaira, aunque con tantos sustitutos o amputaciones necesarias que llegaron al equipo por diversos motivos, ya no se parece al equipo campeón del país…
Hablamos ahora de la Copa Libertadores, la «Serie del Caribe» del fútbol sudamericano. Los equipos juegan sus partidos con sus uniformes y denominación de origen, Boca Junios es Boca Juniors y no Argentina, Fluminense es Fluminense y no Brasil, Táchira es Táchira y no Venezuela.
Han respetado su nombre real, su punto de partida, y aunque cada uno sabe a quién representa, no cambia su identidad. Pero todo esto tiene su desventaja; Mientras que en Miami la gran mayoría de los venezolanos, sin importar su parcialidad aquí, van a los Tiburones, en el fútbol los hinchas de River Plate apenas apoyan a Boca, los de Flamengo, Fluminense y los de Caracas FC, Táchira…
Los del béisbol, ¿falta conciencia de ser un equipo o el marketing lleva la batuta? Bueno, al fin y al cabo la gente se siente identificada por quienes la remiten a su país, a su patria, y quizá los nombres en el uniforme signifiquen poco. Pocos dicen “¡ganaron los tiburones!”, porque lo que se escucharía a coro por la multitud sería “¡ganó Venezuela!”.
En definitiva, no es más que un mero problema semántico y de poca relevancia en el alma del aficionado. Finalmente queríamos hacer una observación que, más que de lengua, tiene que ver con la geografía y la historia.
Lo más correcto, por su origen, es decir «caribe» en relación a la zona geográfica en la que se encuentra Venezuela, y no «caribe».
Este término se ha generalizado, pero no es el más exacto; Los aborígenes no eran «caribeños» sino «caribeños».
Te veo allí.
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