La distancia entre Caracas y París no se ha acortado. Sobre todo después de ver el partido Venezuela-Bolivia del pasado sábado en el estadio Brígido Iriarte, donde la Vinotinto, desesperada por sacar el resultado y agradar al pueblo, fue en busca de un gol que sólo logró a medias. Y lo consiguió más por su empuje y sus ganas que por la delicadeza, que sabemos que tiene, pero que los bolivianos, muy bien plantados sobre el terreno de juego, se encargaron de desvirtuar.
Fue un partido interesante, intenso, donde la selección venezolana, encabezada por el trío de Matías Lacava, David Martínez y Telasco Segovia, se llevó de la mano y desde el centrodelantero, construyendo fútbol pero siempre empujando para lograr los goles del triunfo lo antes posible. posible . como sea posible. Eran por supuesto la pancarta, pero también la trampa para sus compañeros que siempre esperaban lo mejor del fútbol de los tres; a veces con certeza, otras con error…
¿Podemos esperar más de la Vinotinto? ¿Tendrán sus jugadores capacidad para superar las dudas ante Bolivia y llegar a puerto seguro para clasificarse a la segunda fase? Suponemos que tendrán que decirlo, pero partidos como este, llenos de incertidumbre, casi siempre ocurren en los primeros partidos del anfitrión.
Por lo tanto, es de esperar que Venezuela crezca, y que al calor del preolímpico tenga más que hacer. En cuanto a Bolivia, sorprendió la calidad individual y colectiva de los chicos; Sabemos que tras el Mundial de Estados Unidos del 94, el país altiplánico vivió una crisis de la que no parece salir.
Han sido treinta años de naufragio, de deambular sin rumbo, pero con esta generación parece haber un respiro; Son los valores que llaman la atención los que pueden hacer de Bolivia un candidato con valentía. Buen equipo, bien plantado y claro en la consecución de sus objetivos…
Y todo esto lo decimos sin saber qué pasó anoche en el partido de los venezolanos contra Ecuador. Los ecuatorianos atacaron el cuartel colombiano el mismo día sábado y por eso deben ser rivales cautelosos.
¿Podría Venezuela haber sido capaz de enfrentarse a un oponente tan fuerte? En pleno torneo, Brasil, Argentina y Uruguay acechan en busca de dos plazas para los Juegos Olímpicos de París, dispuestos a recorrer los 7.615 kilómetros que separan a Caracas de París. Esa es la distancia que deben recorrer brasileños, argentinos, uruguayos y, con la esperanza en el alma, venezolanos a través del Atlántico.
Te veo allí.