Lastima que, con 26 años, que cumple el próximo mes de febrero, ya esté de regreso. Que una lesión, por lamentable que sea toda lesión, ha causado un daño que sólo el tiempo podrá decir si ha sido definitivo.
Por eso decimos, ante el vapor del pesimismo, el regreso; Pero pensándolo bien, puede ser que Wuilker Fariñez esté deseando volver al estrellato que tuvo en sus grandes días con la Vinotinto, y que este problema en la rodilla izquierda haya sido solo un accidente, un tropiezo de los que suelen sufrir los futbolistas. sufrir.
Así debe pensar el portero venezolano, mirando al futuro con ilusión juvenil, aunque esté decepcionado porque su objetivo, sólo a medias logrado, era ir a Europa, ganar y convencer, y ahora a uno de los grandes clubes de ese continente. . Cree, sueña, espera impaciente la llamada del Barcelona, un club que seguro vino a hablar de esta posibilidad.
Llegó al Lens, un equipo del norte de Francia que, sin ser de los más aristocráticos, era también una ventana abierta por la que Fariñez podía mirar. Vio partido tras partido en el banquillo, sólo jugó unos pocos partidos en la Copa de Francia y aunque siempre cumplió, todo hay que decirlo, no llegó a ser titular.
Su talla, inferior a 1,80, debió ser un factor muy valioso a la hora de calibrarlo; Sabemos que en Europa, más interesados en las condiciones físicas y la presencia de los arqueros, buscan un cuidador para las culatas de enorme tamaño, de 1,85 en adelante, y el chico no encajaba en esos planes.
Liberado por Lens, regresó y fue en busca de fortuna y vida a Colombia; Llegó a Nacional procedente de Medellín, pasó las pruebas físicas, pero la falta de confianza por su lesión hizo que el equipo verde tuviera dudas; Asimismo, quiso probar en Millonarios, donde ni siquiera pasó la prueba. Duda, incertidumbre, ira, dolor…
Es Wuilker Fariñez quien ve un lugar en el mundo, ante un equipo que lo conoce y tiene fe en él. No debemos dejarnos olvidar, porque ha sido uno de los grandes porteros producidos por Venezuela en los últimos tiempos, quizás de todos los tiempos.
Sería una lástima que, decepcionado por el accidente, castigado por su impotencia, decidiera que ha llegado el momento de dejar las cosas como hasta ahora.
En un momento dado, no sólo el Lens, sino también otros clubes de alto perfil se interesaron por su juego e incluso lo siguieron en los partidos de la selección nacional. Ahora tiene sus momentos bajos, sus malos momentos, pero no su perdición. Aún es muy joven, sobre todo porque los hombres de su posición en el campo duran más porque tienen menos gasto físico, y él siempre tendrá muchas horas para recuperar el tiempo perdido.
La Biblia dice que hay un tiempo para todo, para sembrar y cosechar, e incluso para volver a los mejores tiempos de Wuilker Fariñez.
El sufrimiento del «Colorao»
A sus 31 años, con mucho fútbol por delante y con la esperanza de ir al Mundial de 2026, Fernando Aristeguieta ve el fútbol desde el otro lado de la línea.
Una lesión en un entrenamiento, posiblemente incluso más grave que la de Wuilker Fariñez, le dejó en el lateral del campo con todo ese bagaje de lujuria burbujeando en su estómago.
Los deportes son así, estás y no estás, vas y no vas, porque las sombras de las malas intenciones representadas en las batallas se agrupan en la oscuridad. El «Colorao», quien ya realizó los cursos de orientación técnica, ahora disfruta plenamente al frente del equipo Puebla Sub-23, aunque no evita vivir el día a día, momento a momento, con el vapor de la nostalgia.
«Oh, si pudiera estar ahí, peleando con los defensores, rompiendo barreras, marcando goles para la gente. Oh, si pudiera».
UNA PUNTA
Virtuoso. Algunos dicen que Ronald Vargas ha sido el jugador técnicamente más talentoso del país. Sin embargo, acosado por las constantes lesiones, tuvo que abandonar la pelea.
“guacharaca”. César Baena vivió días truenos con una rodilla, aunque su voluntad fue más fuerte y supo sobreponerse al dolor para terminar victorioso su carrera.
Promesa. Con grandes condiciones físicas, Jovanni RIbero se perfiló como el mejor lateral izquierdo del país. Una fractura le mantuvo definitivamente alejado del fútbol.
Zaguero. Luego de una destacada carrera, Noel Sanvicente llegó a Caracas. Pero un golpe en la rodilla le obligó a retirarse cuando jugaba como central.
Lástima. En un fútbol como el de Brasil, en aquel momento Carlos Maldonado era el único importado del Fluminense. Una lesión lo dejó fuera y nunca volvió a ser el mismo.