Luego de un largo período donde no se veían nuevos nombres en el horizonte lejano, los equipos caraqueños anuncian una generación de técnicos que, sin mirar atrás, sin los prejuicios de viejas costumbres, toman el testigo y apuntan hacia un futuro de proyectos fijos. . De esa época dejaron sus huellas José Julián «Pepito» Hernández, Manuel Plasencia, Rafa Santana, Francisco «Pollo Ronco» Sandoval, Nerio Hernández, todos llegados desde las Islas Canarias a Venezuela en su niñez. Fueron ellos, ya muy venezolanos y junto a unos cuantos más, quienes dirigieron el fútbol nacional, y aunque no lograron logros trascendentes en sus ansiosas manos, hay que decir que lograron victorias que aún se recuerdan en las conversaciones a la hora del café. cerveza y recuerdos imborrables.
No todos los nuevos dirigentes del fútbol caraqueño debutarán esta temporada como ya lo hicieron en jornadas anteriores, pero sí entran en el grupo de los que llegan con una nueva visión. Son todavía jóvenes, arriesgados, aventureros, imprudentes, con respeto por el pasado, pero con las ideas renovadas de que algo y mucho debe cambiar.
Leonardo González (Caracas), Francisco «Kike» García (Deportivo La Guaira), Daniel Sasso (UCV) y José María Morr (Metropolitanos) integran los mosqueteros de «Todos para uno, uno para todos» que pretende cambiar una estructura en que aún persisten planes del pasado, planes repetidos y manifiestos que no llegan a ninguna parte. Hace un tiempo, Plasencia, con su profunda experiencia, planteó la posibilidad de armar un comité con algunos de ellos para planificar y liderar el equipo Vinotinto y poner a alguien como supervisor, que según su visión podría haber sido Richard Páez, para beneficiar de la documentada experiencia del Merideño en estas tareas a las selecciones nacionales.
Si bien el proyecto gustó a muchos de los aficionados que ven en el fútbol una forma de expresión, un sentimiento nacionalista, no era más que una utopía, un sueño de conversaciones entre amigos, y apenas quedó en la mente y en los papeles mojados de ideología plasenciana.
Así que en el campeonato que comienza dentro de unos días habrá una competición para ver cuál de ellos tiene razón. Por lo que dijimos anteriormente en relación al tema estructural del fútbol venezolano, esto no será una loca tormenta de noticias, pero sí hay que estar atentos a sus formas de trabajar y desarrollar estilos de juego, tácticas y estrategias.
Y espero que no esperen a copiar exactamente los modelos europeos, sino «criolizar» el fútbol del país con conceptos y practicidades modernas, y acorde al perfil y formas especiales de juego del futbolista venezolano. Es decir, dotar de personalidad propia a una lengua que finalmente pudiera alcanzar su verdadera identidad. El nuevo guardia se hace cargo.
Caracas pero Tachirán
El caso de Eduardo Saragó es muy especial. Nació en Caracas y no dirige ninguno de los equipos que empujan y luchan en la capital del país. Con todo su currículum, con toda su experiencia ganadora, ha pasado a dirigir al Táchira y no le ha ido nada mal: campeón de la temporada completa.
Pues y luego de dirigir al Zamora (en 2008), ya movió los brazos en la cancha de la gran ciudad con el Deportivo Italia y con el Caracas luego de dirigir al Lara, con el que ya intentó ser monarca.
Como le pasa a la mayoría de los entrenadores, ha ido de aquí para allá y luego de dirigir al Deportivo La Guaira en 2017, llegó a San Cristóbal para conquistar su segunda corona como dueño del título.
Únete a Eduardo Saragó, que parece pasearse por los campos de fútbol con alquimia para convertir el partido en victorias contundentes.