La melodía del campeonato de España se reproduce acompañada de dos compases. Es imposible saber cuál de los dos se retirará primero o cuál de los dos seguirá jugando pasadas las 38 jornadas, pero de momento sus sonidos están llenando de alegría las gradas y los medios de comunicación por los resultados. Jude Bellingham toca música de violín mientras recibe el balón en la boca del área.
No se sabe cómo, qué acordes utiliza, pero golpea la pelota con una sutileza de asombro, con una suavidad que parece acariciarla con un mensaje de su voz: «Adiós, hasta pronto».
A sus veinte años es visto como un jugador avezado, que sabe lo que hace y confía en que todo lo que toca se convierte en magia. El Real Madrid nunca parece equivocarse: fue a Inglaterra a buscarlo y lo tiene en su haber. Ya comanda a los goleadores de la liga y, como los grandes de todas las épocas blancas, aparece como un predestinado. ¿Dónde terminará?…
Girona ya no es un outsider, una sensación, sino que se ha convertido en un contendiente prometedor. La flexibilidad de su juego, la seriedad con la que ha asumido el papel de eliminar a cualquiera que se interponga en su camino, empieza a ganarle una reputación de imbatible. El pasado domingo le tocó al Barcelona llorar en un Camp Nou incrédulo.
Una lluvia de goles que no cesó dejó claro que el Girona no es rival. Es una lástima que el desafortunado Yangel Herrera no estuvo en la cancha este día por lesión; Sería una parte importante del gran espectáculo. Girona, catalán puro, se hace en el verbo de hinchas europeos; Sólo una derrota, la sufrida por el Real Madrid, ha podido frenarle, pero ¿qué significa eso? El Girona mira a largo plazo y el título ya no parece cosa de otro mundo…
Así es en España. Algunas estrellas permanecen, ahora aparecen otras. Bellingham está dando pasos firmes hacia una idolatría conquistada con determinación, tacto y una simpatía envuelta en una sencillez que llega a la gente. Escabulle balones entre los defensores y estos no encuentran la manera de detenerlo.
Al otro lado de la ciudad, el Girona está haciendo de las suyas y dándole a la Liga un matiz que hacía tiempo que no tenía. Se está alejando de los grandes clubes que siempre han estado ahí, rompiendo pronósticos y enigmas, y ya hay quien cree que este equipo está preparado para la iniciación. Pero habrá que esperar, a Bellingham y a Girona, porque la carrera es un grito de guerra y la historia está llena de muchas decepciones y pocas realidades. Los esperaremos.
Te veo allí.