Él Tribunal Supremo Federal de Brasil Falló este jueves a favor de las comunidades indígenas, coincidiendo con ellas en un fallo decisivo que asegura el futuro de cientos de tierras en el proceso de demarcación. Siete de los 11 jueces declararon inválidos los criterios que determinaron que los pueblos ancestrales sean expulsados de sus tierras, si no se prueba que estuvieron allí antes del 5 de octubre de 1988, día en que se promulgó la Constitución.
El caso, que comenzó a juzgarse en 2021, es muy sensible, porque una decisión a favor del marco temporal habría abierto las puertas a la expulsión de los pueblos indígenas, considerada la mejor barrera contra la deforestación de las tierras tradicionalmente habitadas por ellos. .
Además, la sentencia une a defensores indígenas y ambientales, apoyados por el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, contra el poderoso «lobby» de los llamados ruralistas, apoyado por el ex presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro.
Decisión con «impacto general»
El llamado «proceso del siglo», del Supremo Tribunal Federal (STF), juzga el caso del territorio de Ibirama-Laklano, en el estado de Santa Catarina (sur), que en 2009 perdió su estatus de reserva, luego un tribunal inferior aceptó el argumento de que los grupos no vivían allí en 1988.
Pero su veredicto, cuyos términos y condiciones se definirán cuando los once jueces terminen de votar, tiene lo que en Brasil llaman «repercusiones generales». Es decir, afecta a unas 250 tierras en disputa, de las 750 reservas existentes, reconocidas o no.
El caso es paralelo a un proyecto de ley similar que se discute en el Congreso con mayoría de derecha, donde los ruralistas son muy fuertes, y está disparando alarmas entre pueblos ancestrales, ambientalistas y defensores de derechos humanos.
Hasta el momento ha sido aprobado por los diputados y ahora avanza en el Senado.
Nuevos tiempos para los pueblos indígenas
La decisión de este jueves supone una nueva victoria para los indígenas, muy golpeados durante el mandato de Bolsonaro, que llegó al poder apoyado en parte por los ruralistas y cumplió su promesa de no delimitarles «ni un centímetro más» de tierra.
Su situación cambió mucho con la llegada al poder de Lula, quien se hizo cargo de las demarcaciones de tierras, logró reducir la deforestación y otros delitos ambientales, y también creó el Ministerio de Asuntos Indígenas, cuyas competencias fueron reducidas por poco mediante una maniobra en el Congreso.
Fuente: RT
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VTV/Hora/OQ