El 6 de septiembre de 1976, hace 47 años, debutaba en las Grandes Ligas el primer exponente real del poderío venezolano: Antonio Armas.
El orgullo de Puerto Píritu, estado Anzoátegui, para esa fecha solo jugó a la defensiva con los Piratas de Pittsburgh ante los Filis de Filadelfia.
En los dos juegos siguientes, falló en dos cambios de emergente que le dieron los Buccaneers. Pero en el siguiente juego, esta vez contra los St. Louis Cardinals, logró los dos primeros de los 1.302 hits de la MLB.
La víctima fue el zurdo Pete Falcone, pero la otra en la novena y con dos outs en la pizarra fue el corredor emergente Miguel Diloné con la carrera que permitió a Pittsburgh dejar 1-0 a St. Louis en el montículo. Fue el primer tráiler de 813 en su estadía de catorce promociones anteriores.
Todo el mundo del béisbol venezolano en ese momento sabía que las posibilidades de que Armas se convirtiera en un titular de los Buccaneers eran escasas o nulas con Dave Parker, el panameño Omar Moreno y Al Oliver como titulares, más el mencionado Diloné y el conocido Mitchell Page en el reservas.
Por eso, cuando fue enviado a los Atléticos de Oakland durante los entrenamientos de primavera de 1977, sus compatriotas estaban contentos, pues pudimos comprobar el poderío del anzoatiguense en la MLB, tal como lo hizo con los Leones del Caracas en Venezuela.
Estuvo en ese equipo durante seis temporadas. En 1980, con Billy Martin, bateó .279 con 35 jonrones y 109 carreras impulsadas en 159 juegos.
En 1981, una temporada acortada por la huelga de jugadores de ese año, empató en el liderato de la Liga Americana en jonrones con 22 junto con Dwight Evans (Medias Rojas), Bobby Grich (Angelinos) y Eddie Murray (Orioles). Además, fue seleccionado para su primer Juego de Estrellas, que se celebró en Cleveland y fue nombrado el mejor jugador de la Liga Americana por la revista The Sporting News.
En 1983, el también gran jardinero ingresó a los Boston Red Sox donde conectó 33 jonrones, 125 hits, aunque con un bajo promedio de .218 en su primera temporada.
Sin embargo, su mejor temporada en las mayores fue en 1984, donde lideró la MLB en jonrones con 43 y carreras impulsadas con 123. Además, fue seleccionado a su segundo Juego de Estrellas y ganó el Bate de Plata.
“Nunca olvidaré el año 1984, cuando lideré la Liga Americana en jonrones y carreras impulsadas.
Nunca pensé que lo haría. Para mí es un orgullo haber sido campeón empujador y jonronero en esta liga donde había tantos buenos jugadores en ese momento, admitió en varias ocasiones el Armas Orientales.
Junto a Jim Rice y Dwight Evans, formó uno de los mejores tríos de jardines de todos los tiempos.
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Después de cuatro años con Boston, Armas terminó las últimas tres temporadas de su carrera con los Angelinos de California (ahora Los Ángeles).
Los problemas físicos también acompañaron al apodo de Tony a lo largo de su carrera: “Aparte de los buenos momentos, tuve malos momentos por las lesiones. Había varios en diversas partes del cuerpo.
En total jugó 14 temporadas con cuatro clubes. Tuvo 1,302 hits, incluyendo 204 dobles, 39 triples y 251 jonrones (la quinta mayor cantidad para un venezolano en la MLB) con 614 anotadas y 815 carreras impulsadas para una línea ofensiva de .252/.287/.740.