Sorprendió mucho la ausencia de la selección venezolana en el Campeonato Sudamericano de Voleibol Femenino, disputado en Recife, Brasil, la semana pasada. Sobre todo porque el país, además de ser un torneo regional, siempre se ha sentido orgulloso de tener un alto nivel en este deporte de tan larga tradición.
Sin embargo, Venezuela vuelve a tener presencia internacional con el baloncesto y su intervención en los Mundiales de Japón, Filipinas e Indonesia, y continuará su saga en unos días, en el clasificatorio de fútbol ante Colombia.
Y dijimos que extrañamos la ausencia de un sexteto nacional femenino, ahora continuada con otra deserción total días después en el campeonato masculino, programado para jugarse sin la presencia de Venezuela en las canchas brasileñas: ¿qué pasa con el voleibol?…
Es por eso que el baloncesto, como viene sucediendo desde hace muchos años, entra en escena para salvar al país en las competencias por equipos; este equipo ha sido el salvavidas del Titanic en que se ha convertido el deporte venezolano. Ahora le toca el turno al fútbol, a la querida Vinotinto, que buscará no sólo iniciar un camino certero rumbo al Mundial, sino también recuperar la fe de la gente.
El partido inaugural será el jueves 7 de septiembre ante un equipo colombiano que, como por arte de magia, suele ser y termina no siendo. Sus jugadores clasificados, abrumados por la nostalgia, tuvieron que presenciar el Mundial de Qatar desde una distancia inconmensurable; y allí, con la afición y los medios entusiasmados por la eliminación, no perdonarán otro revés.
Enfrente estará entonces la Vinotinto, la selección que no ha perdido su halo de misterio. La federación venezolana, en un acto de desesperación, trajo al mejor del mundo del fútbol de ese momento, José Néstor Pékerman, pero se trataba de poner «agua a la cerveza», como dicen en Brasil.
Para el equipo, asumido por Fernando Batista, un outsider que quizás nunca imaginó liderando este equipo, las cosas han salido bien. En unos días se sabrá si va por buen camino…
Han pasado nueve años desde el día en que una llamada telefónica nos unió a «Líder». Veníamos del Mundial de Brasil 2014 y en medio de la conversación se creó esta convergencia. Así han pasado los días, páginas y columnas quedan en medio del camino, y «Camiseta 10» continúa su largo camino, iniciado en el diario El Nacional en 1988.
Allá vamos, allá vamos, colocados sobre el caballo salvaje del fútbol y sus ocurrencias, sus grandes y pequeñas, intentando siempre tocar la sensibilidad de su lado humano.
Te veo allí.