Hasta 2004, cuando Estados Unidos fue sede del Mundial en nueve ciudades, poco se sabía del país del norte en lo que a fútbol se refería. Siempre ha sido considerada una nación del béisbol, el fútbol americano, el baloncesto, la equitación y el hockey sobre hielo, pero rara vez es el deporte que enloquece a la gente, desde México hasta Argentina, pasando por las almas de Europa y América. Se jugó el campeonato de fútbol, con algunos huecos por inexperiencia, pero al final todo salió bien.
Ahora, entusiasmados con los organismos que dirigen el fútbol, le han regalado, junto a México y Canadá, otro Mundial. Pero eso no es todo: también la Copa América, torneo copero disputado entre julio y agosto de 2024, como llave entre las eliminatorias mundialistas que, tras completar su agenda para el año en curso en noviembre, volverá a la acción en septiembre de 2024. ..
Será, todo este panorama extenso y exigente, un laboratorio de experimentación y ensayo para todos, en especial y mirando introspectivamente a la Vinotinto. La Copa y el Mundial serán una carrera de largo plazo, con recursos, con planteles profundos capaces de reemplazar a los jugadores competidores por otros de igual talla, y es ahí donde el fútbol venezolano tendrá su prueba más dura.
¿Tendrá el país los futbolistas necesarios para algo así?, ¿habrá alguien que pueda reemplazar a Yeferson Soteldo, Salomón Rondón, Jefferson Savarino, Josef Martínez, la experiencia de tan larga trayectoria de Tomás Rincón?
Es allí donde la herida puede abrirse y no tener a mano la cura salvadora. Todo este largo plazo habla de una planificación diferente a otras, donde sólo una competición consideraba el calendario. Esta vez se tratará de jugar hoy y pensar inmediatamente en mañana…
Mirando el mapa, las condiciones para la Vinotinto tendrán otra dificultad: superar otras versiones futbolísticas como, por no hablar de Colombia, Ecuador.
En Inglaterra, como titulares insustituibles en sus equipos, aparecen Pervis Estupiñán, defensa del Brighton, y Moisés Caicedo, volante ofensivo del Chelsea, por quienes los ingleses pagaron la transacción más alta en aquel partido de fútbol: 133 millones de euros, unos 146 millones de dólares.
¿Son estos datos indicativos? Con este peso en las alforjas el equipo venezolano tendrá que cargarlo, pero no debe amilanarse. Ya lo hemos comentado en otras ocasiones: si hay deportistas que prosperan cuando son poco considerados son los venezolanos. Ten cuidado, porque suelen poner trampas en el camino.
Te veo allí.