Shohei Ohtani, la figura más valiosa de las Grandes Ligas en la actualidad, no solo ha aumentado los gratos recuerdos de quién fue George Herman (Babe) Ruth, sino que de paso ha ayudado a olvidar a los que golpearon al Sultán de Homers. Baltimore, como Barry Bonds 762 y Hank Aaron 755.
Por supuesto, Ruth era un personaje encantador, además de ser la primera en demostrar que podía conectar jonrones fuera de los estadios y en cientos. Se retiró en 1935 con 714, muy lejos del récord que había encontrado cuando llegó a las Grandes Ligas en 1914, que era de 138, establecido por Roger Connor en 1897, 17 años antes.
A Connor le pagaron por la última campaña de su carrera, con los New York Giants, tres mil dólares. El mayor salario de Ruth con los Yankees fue de $70,000 al año.
Shohei Ohtani cobra este año, a los Angelinos, 30 millones; y sus agentes esperan ficharle por 10 temporadas, a partir de 2024, por 500 millones. Se sabe que los Angelinos intentarán retenerlo, pero habrá ofertas de los Yankees, Mets, Giants, Red Sox y Rangers.
Connor fue el líder de jonrones.
Para 1897, la última temporada de Roger Connor, muy pocos o ninguno estaban interesados en sus jonrones. No importó que fuera el líder de jonrones con su 138, principalmente dentro de los parques. Se desconocía el significado de este número.
Sin embargo, el semanario «Vida Deportiva», en sus páginas interiores, le dedicó una nota con este título: «Connor es el rey de los bateadores y el espécimen más imponente del béisbol actual».
Durante su segunda temporada en las Grandes Ligas, en 1881, con los Troy Trojans, Connor consiguió el primer Grand Slam de la historia. Y fue en la parte baja de la novena entrada, dejando a los Gigantes en el campo.
Connor también fue una gran sorpresa, porque tuvo 2467 hits. Ruth rompió el récord el 17 de julio de 1931 con su jonrón 139. Connor murió a los 73 años. Y fue incluido en el Salón de la Fama de Cooperstown en 1976.
Los Bonds más poderosos, Aaron y Ruth
Barry Bonds, el bateador con más jonrones en la historia, 762, pocos o ninguno celebran. Ni los fanáticos ni los periodistas le prestan la más mínima atención a este personaje. Fue un hijo mimado de su padre, Bobby Bonds, buen pelotero, entre 1968 y 1981.
Bobby dejó una reputación de buen caballero, a diferencia de su hijo, considerado un idiota. Y a esa fama de mala persona, con muy poca educación, le sumó no solo el consumo de esteroides por kilogramo, sino también la intromisión en algunas investigaciones que le hacía la CIA.
Luego de 10 años como candidato al Salón de la Fama, sin alcanzar el 75% del voto de los periodistas, Bonds fue candidato al Comité de Veteranos, logrando apenas tres votos.
Como jugador de béisbol, ¿Barry Bonds merece estar en el Museo de Cooperstown? Por supuesto.
Como persona, ¿Barry Bonds merece estar en el Museo de Cooperstown? Por supuesto que no.
Hank Aaron, por el contrario, hasta su muerte, en enero de 2021, a la edad de 86 años, fue respetado como un gran beisbolista.
Después de desbancar a Babe Ruth con sus 755 jonrones, fue contratado como mánager de los Bravos. Y todos en el equipo alaban el magnífico resultado de sus funciones y el ambiente amistoso que inculcó. Fue elevado al Salón de la Fama en 1982.
UNA PUNTA
Números de Ohtani. Está en su sexta temporada. Al bate, promedio de 273, 156 jonrones, 468 impulsadas. Pitcheo, 79 juegos abiertos, 35-17, 2.97.
Números de truchas. En 13 temporadas, 301 de promedio, 367 jonrones, 936 impulsadas.