La campaña que había hecho el gobierno de reparar a Venezuela se ha evaporado.
La inflación al alza, las devaluaciones diarias del bolívar, el deterioro de los servicios públicos, la escasez de energía, el hambre y la pobreza, por supuesto, entre otros factores, acabaron con las expectativas, anunciadas por Maduro, de que 2023 sería el año. del crecimiento económico.
De esta manera, que las afirmaciones que hemos hecho del el pasado diciembre, En cuanto a que no esperamos cambios para este año, siguen siendo válidos, ya que estamos ante un gobierno que no impulsa lo que anuncia en materia económica.
Maduro sigue anclado en la misma política económica. Sus medidas se enfocan en el flujo monetario, es decir, persiste en frenar la credito bancario, mantener la reserva legal en 73%; continúa colocando moneda extranjera en efectivo en el mercado de divisas todas las semanas; y continúa haciendo malabarismos para limitar el gasto público, por ejemplo, el bonificación salarial.
Medidas de Chucuta y no sostenibles en el tiempo, para combatir la inflación y la depresión económica.
Se sabe que la reactivación del aparato productivo sólo será si se implementa un plan de estabilización macroeconómica que además contemple medidas para estimular la inversión privada y pública, única forma de aumentar la producción, el empleo y los ingresos, que a su vez estabilizan los precios y aumentan inversión. consumo de la población.
Es cierto que las sanciones y el default que enfrenta Venezuela ralentizan la inversión extranjera, pero el gobierno puede adelantar un conjunto de medidas que están bajo su control, que muy bien podrían impulsar la corriente real de la economía.
Entre estas políticas destaca la racionalización del sistema fiscal para acabar con la glotonería fiscal que frena la actividad económica.
De igual forma, es necesario reducir los trámites y riesgos, para ahorrar tiempo y costos en la apertura de nuevas empresas. También conviene acelerar el proceso de reprivatización de las empresas expropiadas, que están teniendo pérdidas, para generar crecimiento económico y reducir el gasto público.
Tenemos que reducir el encaje legal para aumentar el crédito bancario. Es conveniente establecer la caja de conversión para apoyar la emisión de bolívares con depósitos en moneda dura, en el BCV, para evitar la circulación de dinero inorgánico.
Necesitamos solucionar la falta de energía (electricidad, gasolina y gasolina) que enfrentamos, porque si la economía arranca, las ciudades se van a apagar. Hay que darle autonomía al BCV, fortalecer los controles públicos y reducir el tamaño de los poderes públicos.
Y, obviamente, debe anunciarse con fuerza la voluntad de garantizar la seguridad jurídica y la recuperación del capital invertido en las empresas.
Pero, como hemos afirmado, este gobierno no está listo para discutir y cobrar un verdadero plan de reactivación económica, por lo que la oposición, si quiere poner fin a su discurso gaseoso, debe montar su narrativa en ‘a este tema, porque el el costo de vida y los bajos salarios están en el centro de las preocupaciones de la mayoría de los venezolanos.
Máximo Blanco / Economista y analista político.