Miguel Cabrera pasará a la historia como uno de los beisbolistas más famosos de los Tigres de Detroit.
Su rica historia en esta franquicia, de más de 120 años de existencia, comenzó en la temporada 2008 y acompañada de muchos elogios, incluso del propio Al Kaline cuando estaba vivo, el venezolano se convirtió en el niño mimado de Detroit durante los siguientes 16 años.
Este martes, el 40 d’Aragüe alcanzó los dos mil partidos con la famosa «D» gótica en el pecho. Algo raro de ver por estos días en el béisbol estadounidense y que solo otros siete jugadores de los Tigres tuvieron el privilegio de completar en sus respectivas carreras. Entre los que destacan, Al Kaline, Ty Cobb, Lou Whitaker, Charlie Gehringer, Alan Trammel, Sam Crawford y Norm Cash.
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En estos dos mil juegos con los Bengals, Cabrera vivió una montaña rusa de emociones. En el primer caso, ese capítulo con la bebida, que lo llevó a reflexionar y convertirse en el jugador que es hoy. También disputó una Serie Mundial (2012), en la que fueron barridos en cuatro juegos por los Gigantes de San Francisco.
Sin embargo, no todo fue amargo para Cabrera con los Tigres, pues con ellos también ganó dos premios de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en temporadas consecutivas; cuatro títulos de bateo y, el premio mayor, la Triple Corona de Bateo.
Premio que nadie en la historia de los Tigres podría lograr en una campaña de la MLB.
En sus dos mil juegos, Cabrera presume números grandilocuentes en la historia de Detroit. Sus 369 jonrones son la tercera mayor cantidad de un jugador de los Tigres, detrás de los 399 de Al Kaline y los 373 de Norm Cash.
De igual forma, se encuentra en el 7° hit box con 2,260 con este uniforme, mientras que el líder es el legendario Ty Cobb con 3,900. Su promedio de por vida con los Tigres es de .305 y es uno de los cuatro bateadores en la historia de este equipo con un promedio superior a .300.