Real Madrid y Manchester City empataron este martes 1-1 en la ida de las semifinales de la Champions League. Antes de que comenzara el partido, se esperaba un gran partido.
Los dirigidos por Carlo Ancelotti no bajaron la guardia pese a que los madridistas se sintieron como en casa en el rincón del Santiago Bernabéu.
Como era de esperar, los hombres de blanco no solo se han centrado en encontrar las debilidades de la ciudad, sino también en sofocar a su arma más poderosa, Haaland. Rüdiger cumplió la tarea.
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Poco a poco, el City se fue multiplicando en el campo, relegando al Real Madrid al balón largo inspirado en Vinícius y Rodrygo. Se sintió superior a la posesión arrolladora y necesitaba ejecutarla en la definición.
De la potencia y zancada de Camavinga, león trabado por el costado, nació el veloz ataque que volvió letal a Vinícius. Confiado, sintiendo la dirigencia y respondiendo como los más grandes, se inventó un gol pocas veces visto en su historia.
El Real Madrid había sobrevivido a una buena dosis de sufrimiento para cambiar el rumbo de un partido que llegaba a su territorio.
De Bruyne, imitando a Vinícius, pegó un tiro seco imposible hasta para Courtois. El segundo gran objetivo es aumentar la belleza de las legumbres más bellas de Europa.
Ahora todo se definirá este miércoles 17 en la alcaldía.
EFE