Venezuela aún mantiene la tradición de celebrar la Navidad, parte de la rica cultura del país. Se trata de tradiciones que se transmiten de generación en generación; Sin embargo, cada región tiene sus propias costumbres para recibir al Niño Jesús, despedir el Año Viejo y dar la bienvenida al Año Nuevo. Los hay populares, como 12 uvas para recibir el año nuevo, o comer lentejas, o salir con una maleta, hacer un belén o un arbolito y por supuesto hallacas para la cena de Navidad; Pero cada estado tiene su propia forma de vida indígena que convierte estas tradiciones en un patrimonio cultural.
en el este
Los monegascos tienen su propia naturaleza para celebrar estas fiestas, esto se distingue por sus platos navideños y la forma en que celebran el belén, parte de la tradición. Hay viviendas situadas a la entrada, y otras en las afueras de la casa.
Es asombrosa la variedad de platos que se disfrutan en esta región durante las fiestas. Por ejemplo, en el sur de Monagas, especialmente en Uracoa, se come un postre llamado churrucho, elaborado a base de cuajada y especias, panela de papelón, requesón, panal, clavo y si se quiere, trozos de piña también. Otros dulces son la lechesa y el cabello de ángel; No ignoran la torta negra y el panettone, tradiciones extranjeras que se han arraigado en el país; y eso sin contar los mazapanes, el carato, el majarete, el dulce de leche y el turrón.
Si de comida salada hablamos, la hallaca sigue siendo tradicional, acompañada de asados ennegrecidos, lomo de cerdo, ensalada de pollo, sándwiches de jamón y frutos secos, según la región.
Zulianos fue eliminado de la serie
La Navidad en Zulian es una de las más felices, no sólo por la gaita y su gente sino también por sus ricas tradiciones. Los grandes nacimientos son tradicionales y más propios de la Clínica San Juan de Dios o Pesebre Canchancha, la cual es amplia y desde hace más de 40 años adorna las fiestas de la región norte de Maracaibo.
La cena navideña zuliana es otro rasgo de profundo localismo porque a la hallaca, el pernil, la ensalada y los sándwiches de jamón se le suma la macorranada, un pastel proteico con pacitas, aceitunas, huevos duros y plátano maduro, según el gusto y humor de los comensales. , que cierran las vacaciones de Semana Santa con un guiso de pollo al día siguiente.
El manager de Falcon y Richard
Es tradición en Coro visitar la casa natal de Ricardo Torres, un coriano que recreó en su casa varios escenarios a tamaño natural, para escenificar el belén. Allí encontrarás dunas, cascadas, establos, bosques, con sus respectivos pastores y rebaños de ovejas, perfectamente ubicados. Esta es una tradición de 76 años y se puede visitar en la calle Colina, zona Chimpire del Pantano Centro y fue declarada Patrimonio Cultural de la ciudad en 2017.
En cuanto a la gastronomía, los falconianos se distinguen por el dulce de leche con piña, y la novedad de la hallaca es un relleno de chivo, acompañado de una ensalada de cerdo y pollo. Para los falconianos la fiesta no termina el 31 de diciembre, ya que celebran a los Reyes Magos el 6 de enero con un desfile en Puerto Cumarebo, donde se sacan a la luz fábulas y trajes callejeros.
Diversidad en Miranda
Dependiendo de la subregión, las tradiciones navideñas varían. En Guatire, especialmente en Trapichito, se encuentran los deliciosos platos de Jean Carlos Muñoz, un guatireño de pura raza y talento para la exquisita cocina criolla, capaz de sorprender a cualquier paladar. Este guatireño heredó de su madre Juana Blanco el picante que le pone a sus hallacas, el cual es conocido incluso más allá de nuestras fronteras. Muñoz acompaña este plato tradicional con deliciosas carnes negras a la parrilla, cerdo o pollo e incluso pavo.
En los Valles del Tuy no puede faltar el pesebre, especialmente en Santa Teresa, que se ha convertido en una auténtica puerta de Belén con su majestuoso pesebre que cautiva a todos los visitantes. Esta impresionante colección de más de 700 piezas ha sido reunida para recrear cada momento de la Navidad, desde la Anunciación hasta la Virgen María, pasando por el nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes Magos. El pesebre fue bendecido por el obispo Freddy Fuenmayor y el sacerdote Jhonfer Camacho, quienes resaltaron su valor simbólico. Esta obra de arte religioso se ubica a un costado del templo y es la más grande de la zona.
La región de Barlovento no pasa desapercibida y sus tradiciones culturales son propias de estos días. Desde Caucagua realizaron un recorrido por el Niño Jesús, en un recinto de madera y vidrio, recorriendo toda la costa barloveteña, visitando Birongo, Higuerote, El Guapo.
La gente suele observar y oler el olor a quemado de las hojas de plátano y bijao al hacer hallacas, así como la preparación tradicional de cafungas: enrollar plátano maduro, coco rallado, harina, sal y envolver en hojas de plátano.
administradores andinos
En Mérida y Trujillo, la construcción de belenes es el tema de la Navidad. Las formas y extensiones de estos nacimientos son variadas y la creatividad que ponen en ellos los hace únicos. En Mérida tradición, fe y creatividad se unen en la creación de diversos belenes. Uno de ellos es de José Morales con estatuas de yeso, títeres, papel almidonado, ovejas disecadas, una estrella de Belén, pastores, cascadas y gallos como parte de la decoración. Morales siempre soñó con crear un belén que contara la historia de Mérida a través de personajes que, dijo, dejaron un regalo de Navidad para Mérida.
Se trata de un titiritero mecánico con diferentes personajes como el indio Yoama, el hermano Juan Ramos de Lora, fundador de la Universidad de Los Andes, Simón Bolívar el Libertador, la india Anastasia, don Tulio Febres Cordero, Domingo Peña, el titiritero Javier Villafañe y el arquitecto de los Andes, el gran Juan Félix Sánchez.
El meridano Rigoberto Arellano Márquez lo crea de arriba a abajo, con más de 100 personajes en escena y en la sala de su casa, de unos 20 metros cuadrados. Tiene pequeñas estatuas en movimiento, “ángeles, unas ovejitas moviendo la cabeza, un pescador también moviéndose, dentro del pesebre hay muchas fuentes y está el Niño Jesús que tiene más de 50 años”, describe Márquez.
Gladys Ramírez de Sulbarán, vecina de la zona de Hoyada de Milla, hace 40 años haciendo belenes, junto a sus siete hermanas, cada una en casa, a su estilo, “unas más grandes que otras, con diferentes personalidades, con diferentes materiales, pero “es todo muy bonito”.
Los trujillanos exhiben 20 pinturas andinas en el tradicional natalicio del parque Los Ilustres y en los espacios de la Casa Carmona Antonio Luis Cárdenas de la Universidad de Los Andes, que reúne las manos de artistas, colaboradores y diversas instituciones para expresar la Aspectos religiosos, culturales y mitológicos de la región.
Las estampas demuestran el carácter único de esta entidad andina. “El pesebre de Trujillo es una tradición que se viene realizando desde hace muchos años en la ciudad de Trujillo”, dijo el alcalde Carlos Terán.
Cojedes: fiestas y comidas
Los cojedeños celebran la Navidad con tradicionales fiestas recorriendo las casas cantando y entregando regalos navideños a las familias. Del 16 al 24 de diciembre los cojedeños participan en la fiesta navideña y en cuanto a gastronomía, la hallaca navideña es la reina, aunque su preparación varía según las tradiciones de cada familia, típicamente hallaca llanera. Cuando se trata de dulces, la leche es la norma.
Para celebrar el Día de los Inocentes, al igual que en Falcón, la Parranda de los locos o locainas sacan la alegría a las calles con sus comparsas.
Apure añade sabor
La temporada navideña en el estado Apure es una época de celebración, unión familiar y expresiones culturales que reflejan la identidad del pueblo aquí.
La hallaca es un plato que no debe perderse y se elabora según la receta de cada familia. Este platillo viene con carato apureño, elaborado con maíz molido o arroz.
Los pesebres y las golosinas navideñas son parte de la tradición en esta temporada apureña.