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Hace cuatro meses, la vida de cientos de madres, abuelas, esposas y hermanas venezolanas cambió. Después de que se anunciaran los resultados de las elecciones, el 28 de julio, Las detenciones arbitrarias se convierten en protagonistas y en medio de ellas hay familias que no saben qué hacer.
Madres como Lucía, América o Soledad y muchas otras son ejemplos de cómo mujeres mantuvieron la lucha y dejaron atrás sus vidas para exigir la liberación de sus hijos y hermanos.
La presidenta de la Conferencia Episcopal de Venezuela, una de ellos, dijo que no había visto a su madre desde hacía cuatro meses porque había dejado a otros familiares para estar cerca de su hijo. “No hacemos política, sólo queremos que nos escuchen y liberen a gente inocente”hablar.
Algunos se han convertido en rostros más visibles de víctimas de la represión. Protestaron, proclamaron, oraron, cuidaron a sus seres queridos y pidieron misericordia. Pidieron a Dios que les diera fuerzas para seguir estando ahí para su hijo.
Una de las madres tenía un hijo que regresó de Brasil con la intención de estar cerca de su familia y no era justo que su hijo regresara de Brasil. “trabajando por su país”, pero fue detenido el 29 de julio, mientras esperaba un taxi en Barcelona, estado Anzoátegui.
Son madres y abuelas que no han podido ver a sus nietos durante estos cuatro meses, sin mencionar que también enfrentan sus propios problemas de salud que han empeorado con todo el sufrimiento durante estos meses. Pero al igual que los familiares de los presos políticos, su fe permaneció intacta e intacta. Dicen que Dios les da – todos los días – la fuerza para levantarse y luchar por su hijo.
No todo el mundo tiene la suerte de tener un marido que mantenga económicamente a la familia. Sin embargo, no se desmayaron. Los traslados de prisioneros son otro asunto. Desde el Centro Correccional José Antonio Anzoátegui, hasta Yare III, pasando por Tocorón, pasando por Tocuyito y otros penales repartidos por el país. Pero ahí estaban, haciendo todo lo posible para no abandonarlo, a pesar del trato degradante al que fueron sometidos en el momento de la audiencia.
“Nos iluminaron con linternas y nos obligaron a empujar. Tenemos que hacerlo para ver a nuestros hijos. Entonces no somos venekas, “estamos cachondos”, exclamó en una ocasión uno de ellos.
La casa tendrá que esperar.
Para algunas de estas mujeres, mudarse a Caracas es la única opción viable. Descubrieron dentro de sí mismos un poder que no habían conocido y se organizaron en torno al Comité por la Libertad de los Presos Políticos. Juntos organizan, distribuyen refrescos y, si es necesario, utilizan altavoces para transmitir información durante cada manifestación. ILas palabras son importantes y cuando habla transmite fuerza, enfado y en ocasiones tristeza.
Aunque fueron víctimas, la represión los siguió. Durante una vigilia en Tocuyito hace un mes, la policía los detuvo y les pidió que se fueran. Ninguno de ellos entendió por qué: como no estaban «haciendo nada», simplemente oraron por sus familias. Sin embargo, la policía le pidió que se fuera y él así lo hizo. Uno de ellos dijo: “Nos fuimos porque querían que estuviéramos tranquilos, pero no sabían que estábamos todos unidos y que la oración era lo único que teníamos, porque nos quitaron a nuestros seres queridos”.
Para proteger la verdad
Otro grupo muy activo es el Frente de Madres por la Verdad. Desde septiembre denuncian en los centros de detención las torturas sufridas por sus hijos, maridos y hermanos.
Las madres solteras hacen lo que pueden para mantener a sus familias. Manicuristas, peluqueros, chefs, cualquier cosa que les permita llevar comida y atender las necesidades de sus familiares encarcelados. Pero no fue fácil, tuvieron que reducir su ritmo de trabajo debido a las inclemencias del tiempo: si llegaban fuera del horario laboral, los expulsaban de la gira.
Otra cosa que tienen en común: sueñan con el fin de esta pesadilla. Durante cuatro meses fueron torturados simplemente porque eran pobres, miembros de la clase trabajadora que luchaban todos los días por avanzar.
La carta que enviaron a Nicolás Maduro pidiendo la liberación de sus familiares decía: “Creemos que nuestros niños están detenidos por pobreza, porque son inocentes y están detenidos para cumplir objetivo”.
Según el último informe del Foro Penal, el número de presos políticos llegó a 1.903 personas. Sin embargo, en los últimos días se han anunciado varias liberaciones, incluidas las de adolescentes.

La noche del 11 de diciembre, 4 niños fueron liberados del Juzgado de Justicia 431 y se espera que del jueves al viernes se complete la liberación de los 4 niños restantes. Organismos de Derechos Humanos han elogiado el trabajo de madres, hermanas y esposas, Su protesta y lucha son claves en este proceso de liberación y para recordar que no hay Navidad para los presos políticos.
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