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El Estado ni siquiera garantiza los derechos básicos de las mujeres, mucho menos que Ley básica sobre el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia realizada o educando a los funcionarios que la hacen cumplir, por lo que en Venezuela no se puede hablar de protección a las mujeres, reseña el portal especializado Caleidoscopio Humano.
No debemos olvidar que la falta de servicios públicos es una barrera que limita el crecimiento y desarrollo integral de la economía. Mujeres venezolanas. Cuando cientos de mujeres cada día tienen que acarrear agua para hacer las tareas del hogar o tienen que ajustar sus horarios de trabajo cuando hay agua y cuando no hay agua, no podemos hablar de un Estado protector.
Mujeres como Carmen Castillo, habitante de Simón Rodríguez, Caracas, quien solo recibe agua del grifo una vez por semana y por un período de un día y medio; Son mujeres maltratadas, aunque no tienen hematomas visibles en el cuerpo.
Los fines de semana—durante sus “días libres”—Carmen debe dedicarse a lavar la ropa, limpiar, hacer todas las tareas del hogar y cargar cosas para tener provisiones para el resto de los días cuando no tenga tiempo. servicio. El peso que lleva no sólo afecta su calidad de vida sino que también afecta su salud, afectando su espalda.
Es realmente agotador. A veces el agua se va y no regresa durante 15 días; Allí fue peor porque no tenía tanque de agua y tenía que alimentar la sonda desde llenadores cercanos. El trabajo es difícil porque hay muchos viajes. Es inhumano vivir sin agua”, afirmó.
Pero el agua no es el único servicio castigado por el Estado y vulnerador de los derechos de las mujeres. Lo mismo ocurre con los servicios de electricidad, internet y transporte público, que además de ser precarios y peligrosos, también suponen un duro golpe para el bolsillo de las mujeres trabajadoras.
el falta de servicios básicos, La energía limpia, los servicios de salud reproductiva, la educación de calidad y los entornos saludables limitan el acceso de las mujeres a las oportunidades económicas y aumentan la carga del trabajo no remunerado. Esto pone en riesgo tu salud y tu felicidad.
Aunque no lo parezca, una mujer que se quedó sin luz por un apagón perdió alimentos o insumos que —con esfuerzo— había comprado con salario inestable, es una mujer maltratada; Una mujer que tiene que cocinar con leña porque no encuentra dónde comprar gasolina es una mujer maltratada; o una mujer que tiene que ausentarse del trabajo o dejar a sus hijos solos para ir a buscar una bolsa Clap, en horarios no razonables, es una mujer abusada.
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