Unas ocho personas murieron este jueves, cuatro de ellas paramédicos, en un ataque israelí a un puesto de la Agencia Islámica de Salud y Defensa Civil, en la ciudad de Arab Salim, en el sur de Líbano.
«El Ministerio de Salud Pública no se cansará de denunciar los crímenes del enemigo israelí contra los trabajadores y las instalaciones sanitarias», dice un breve comunicado publicado en la cuenta oficial X del Ministerio.
En la nota, el Ministerio libanés apela también a la «responsabilidad de la comunidad internacional de poner fin a los crímenes de guerra israelíes».
En más de un año de conflicto, al menos 3.386 personas han muerto en Líbano y otras 14.417 han resultado heridas, entre ellas 220 menores y 658 mujeres, según el Gobierno libanés.
Estos ataques también mataron al menos a 192 trabajadores de la salud y dañaron 244 vehículos médicos, mientras que 88 centros ambulatorios y 40 hospitales sufrieron algún tipo de daño por el impacto directo o indirecto de los bombardeos de Israel.
Las tropas israelíes se especializan en atacar edificios civiles, como hospitales, escuelas, centros de refugiados e incluso instalaciones de las Naciones Unidas.