Este martes se emitió la sentencia del Tribunal Federal de Casación Penal que ratificó la condena contra la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos por un caso de presuntas irregularidades en obras viales.
La Corte Suprema de Justicia será la última instancia que no tendrá plazos inmediatos para resolver y que, en ese contexto, se encuentra en un virtual estado de recomposición de sus miembros, lo que podría dar más aire para resolver, según el diario Página. 12.
Una vez que el equipo de abogados del expresidente, encabezado por Carlos Beraldi, rechace la condena y solicite su revisión, el proceso quedará en manos de cuatro magistrados que deberán declarar sobre la condena política. Pero todo esto podría retrasarse mucho más debido al proceso de reconfiguración del máximo tribunal para imponer a los candidatos designados por el presidente Javier Milei.
Además, hay varios puntos que podrían retrasar el proceso, como el hecho de la inexistencia de “doble cumplimiento”, que es el principio que establece que bastan dos decisiones en el mismo sentido para no apelar una decisión.
La otra razón es que la denuncia contra la decisión de la Sala podría presentarse como recurso extraordinario. Y en caso de que la Casación rechace ese recurso, se podrá presentar denuncia. Por tanto, el proceso puede tardar años.
Lo que también da margen a la eventual decisión de la Corte es la decisión de los chambelanes de no apresurar el arresto hasta que la decisión agote todos los recursos y sea firme.
La defensa del expresidente tiene diez días hábiles para apelar ante la Corte Suprema. Uno de los argumentos claves de la defensa de Cristina Fernández es que, al no haber pruebas concretas en su contra, el fundamento de la condena de primera instancia es político y tiene un propósito claro: «ilegal» en el ámbito político.