El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, despidió el martes a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, por una marcada discrepancia en la gestión de la ocupación de Gaza. A cambio, designó en su reemplazo al hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores, el controvertido Israel Katz, conocido promotor de la ocupación de colonos en tierras sirias y Cisjordania.
En una larga declaración, Netanyahu afirmó que existen «diferencias significativas» entre Gallant y él en la gestión de la invasión militar en Gaza y que «esas diferencias fueron acompañadas de declaraciones y acciones que contradecían las decisiones del Gobierno y las decisiones del Gobierno.
«He hecho muchos intentos para cerrar estas brechas, pero cada vez son más grandes. También han llegado al conocimiento público de una manera inaceptable, y peor aún, han llegado al conocimiento del enemigo: nuestros enemigos lo han disfrutado y están obteniendo muchos beneficios», afirmó el comunicado del Primer Ministro.
Katz será el jefe de la cartera de Defensa, que, según el presidente israelí, «ya ha demostrado sus capacidades y su contribución a la seguridad nacional» tras su paso por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Finanzas e Inteligencia.
Además, Netanyahu confirma que ha propuesto al hasta ahora ministro sin cartera, Gideon Saar -su ex socio y luego ex rival político- unirse a la coalición como jefe de Asuntos Exteriores.
Sombras de genocidio
A mediados de septiembre, se volvieron a oír rumores sobre la destitución de Gallant, después de que se opusiera, según informó la emisora nacional Kan, a una ofensiva a gran escala en el Líbano que ponía en peligro a más rehenes de Gaza.
«Gallant se opone a las principales políticas de Netanyahu, que van desde su tibieza con el reclutamiento de ultraortodoxos hasta su negativa a firmar un acuerdo de alto el fuego», explicó Ilana Shpaizman, experta en política israelí, en una videoconferencia con los medios.
Y días antes, el 1 de septiembre, Gallant, en un gesto sin precedentes, instó al Gabinete de Ministros a anunciar la decisión de mantener las tropas israelíes en la línea divisoria de Gaza con Egipto, la nueva condición previa de Netanyahu, si ello impide un acuerdo con Hamás.
Al parecer, las diferencias entre ambos políticos radican en cómo llevar a cabo de manera más efectiva el exterminio de la población de Gaza, que es uno de los objetivos no confesados de las autoridades israelíes, pero que han llevado a cabo sistemáticamente en todo el enclave.