Más de un millón de personas han sido desplazadas desde que comenzó la ofensiva del ejército israelí en el Líbano debido a los continuos bombardeos. Un éxodo que comenzó con el inicio de los ataques israelíes en la Franja de Gaza hace un año y que se intensificó radicalmente tras la escalada de hostilidades entre el grupo armado libanés Hezbolá y las fuerzas del país judío en los últimos diez días.
El conflicto se centra en el sur del Líbano, aunque los bombardeos israelíes han llegado al valle de la Bekaa, en el este del país, y a los suburbios del sur de la capital, Beirut, y sus alrededores.
Las explosiones coordinadas de buscapersonas promovidas por Israel los días 18 y 19 de septiembre marcaron un punto de inflexión en el conflicto.
El número de personas desplazadas llega ahora a uno de cada cinco residentes del Líbano, un país de sólo unos seis millones de habitantes, entre ellos un millón y medio de refugiados sirios y más de 400.000 refugiados palestinos.
La mayoría de las personas huyeron de sus hogares con sus familias en busca de un lugar seguro.
A esta terrible situación se suma que el Líbano lleva años inmerso en una profunda crisis económica y social, una crisis humanitaria a gran escala en la que dos de cada tres personas viven en la pobreza, con un sistema de salud sobrecargado.
Desde el inicio de la operación militar israelí en el Líbano, denominada «Operación Flechas del Norte», los bombardeos han matado a más de 1.100 personas y herido a más de 6.000.