El fútbol caraqueño no se entiende sin un verdadero diez en la cancha. Desde que en 1986 el sabio Manuel Plasencia se hizo cargo de la dirección táctica del club y le dio identidad de juego, los Rojos del Ávila siempre tuvieron en el centro del campo a un jugador imaginativo, creativo, dotado de una calidad técnica indiscutible que organizaba la ofensiva.
En su primer ciclo en el club, el técnico venezolano nacido en La Gomera, España, tuvo como asistente a uno de los más grandes futbolistas de la historia del país: Luis Mendoza, quien a los 41 años volvió a uniformarse con el dorsal. 10 para ponerse el equipo de espaldas y lograr un par de triunfos que salvaron al Caracas del descenso en su momento. Desde tiempos remotos, la figura del hooker nato que monopoliza el balón, controla los tiempos del juego y realiza el pase venenoso para romper líneas y dejar a los delanteros de cara al arco se ha convertido en una seña de identidad del fútbol caraqueño.
Después de Mendoza, le tocó el turno a Bernardo Añor Sr., quien luego de su incursión en la liga boliviana con los Destroyer’s regresó a Caracas en 1988 para culminar su exitosa carrera. El 10 siguió siendo un referente en el Caracas de Plasencia ya que armó un plantel lleno de nuevos talentos que para la temporada 92-93 fue liderado por Gabriel Miranda como eje de juego, Gerson Díaz como su principal titular para jugar en primera. clase, y derribó paredes que terminaron con el balón en el fondo de la red, gracias a las ganas de marcar del delantero alemán Andreas Vogler.
Con la contratación del guayanés Stalin Rivas, el mejor zurdo de la historia del fútbol nacional, por su capacidad para conducir el balón, regatear sobre una baldosa, habilitar a sus compañeros un pase imposible entre las líneas defensivas o iniciar y finalizar la jugada. . Con su prolífico ingenio marcaron el gol, el Caracas mantuvo la identidad de su juego de control del balón en los años siguientes, que sumó otros tres títulos a sus vitrinas bajo la dirección del «Mago» en San Félix.
Por lo tanto, el regreso de Juan Pablo Añor a las filas del Caracas, luego de su primer ataque en la temporada 2022, ilusiona por la calidad superior que posee en su perfil zurdo, y además, le devolverá la identidad que tiene el capitalino. El equipo había perdido en las últimas temporadas. Tras la marcha de Juanpi el Rojo quedó huérfano en el medio campo. Extrañé a un jugador que pisó el balón, hizo una ruptura inteligente en el juego y levantó la cabeza para desbloquear el juego con un pase gourmet a sus compañeros en la larga tradición de Mendocita, Bernardo Añor, Gabi Miranda, Stalin, Jesús “Pulga”. ” Gómez o Rómulo Otero. Con Juanpi moviendo los hilos, los Aristeguietas completan el rompecabezas caraqueño para volar.