La presidenta hondureña, Xiomara Castro, denunció este viernes que la derecha local «fragua» un golpe de Estado y pidió a la población y a sus seguidores «organizarse» para frenar el ataque, que comparó con la expulsión del poder del presidente Manuel Zelaya (2006-2009). ).
«Le mando al pueblo hondureño a organizarse, pero también hago un llamado al partido Libertad y Refundación (LIBRE) a mantener una unidad granítica, porque necesitamos retomar este golpe que se está preparando y que la derecha y los que planean, lo mismo personas que dieron el golpe de Estado en 2009», dijo el presidente en un evento público televisado.
Además de resaltar que se trata de «los mismos rostros» que protagonizaron el golpe de 2009, llamó a recordar que estos agentes pueden actuar de esa manera porque «se cubrieron de impunidad» con «una amnistía» que se les concedió.
“Cuando un pueblo se levanta, cuando un pueblo despierta con conciencia y sabe perfectamente cuál es el camino para reconstruir nuestra patria, cuál es el camino para liderar con dignidad, con soberanía e independencia, entonces surgen estos pájaros nefastos para tener y detener. estas acciones», consideró.
El 4 de septiembre, Castro denunció la existencia de planes golpistas destinados a poner fin a su gobierno «socialista y democrático». Sus declaraciones estuvieron precedidas por la difusión de un antiguo vídeo que se filtró y provocó la renuncia del Ministro de Defensa, José Manuel Zelaya, quien aseguró que renunciaría a su cargo para no entorpecer la ‘investigación iniciada contra su cargo’. . su padre, Carlos Zelaya, por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Más temprano, la embajadora de Estados Unidos en Tegucigalpa, Laura Dogu, arremetió hoy contra el exjefe de la Defensa y jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández, por reunirse con el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López. que Dogu cruzó. de «narcotraficante».
El presidente respondió a estas acusaciones calificando las expresiones del diplomático como «una intromisión inaceptable» y acusando a Washington de querer «dirigir la política hondureña a través de su Embajada». También ordenó a su canciller, Enrique Reina, poner fin al tratado de extradición con Estados Unidos, mientras ese mecanismo sería «instrumentalizado» para dejar a las fuerzas militares sin liderazgo.