La vicepresidenta y embajadora de Ecuador en Israel, Verónica Abad, que podría asumir temporalmente las funciones presidenciales si el presidente Daniel Noboa se presenta a la reelección, se mostró abierta a la posibilidad de impulsar el diálogo con México, que rompió relaciones diplomáticas tras el asalto a su embajada. en Quito para detener a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa (2007-2017).
La Constitución ecuatoriana dice que, debido a la ausencia temporal del jefe de Estado, éste debe ser reemplazado por su vicepresidente.
Abad afirmó que es «inconcebible» un asalto, literalmente, a la propiedad privada, y más aún a la de otro país, que está protegida por el derecho internacional.
La vicepresidenta, con quien Noboa mantiene un marcado distanciamiento de la campaña para la segunda vuelta electoral, afirmó que le resultó difícil «poder mirar a la cara» al embajador de México en Israel tras el asalto a la mexicana. Embajada en la capital del Ecuador.
«Es realmente una lástima que Ecuador haya podido resolver sus problemas de esta manera», enfatizó, añadiendo que se debe fomentar un diálogo serio entre los dos gobiernos.
Abad dijo que de ser el caso, analizar toda la información, y se podría facilitar un acercamiento. «Qué pasará, las acciones de, o nos visitan, o piden visitarnos, o abren un intermedio, pero algo hay que hacer», señaló.
Cuestionado sobre si, en su eventual calidad de jefe de Estado interino, buscaría abrir una puerta para resolver la situación diplomática con México, Abad respondió: «Correcto».
El 5 de abril, Noboa ordenó a la policía ingresar a la embajada de México en Quito para arrestar a Glas, exvicepresidente de Rafael Correa (2007-2017), a quien el gobierno diplomático del presidente Andrés Manuel López Obrador le había otorgado asilo y tenía una orden de arresto. en su contra por un caso de corrupción en el que está acusado.
Glas, que rechaza los cargos que se le imputan y dice ser perseguido político, fue uno de los hombres fuertes del Gobierno de Correa y está encarcelado en La Roca, la prisión de máxima seguridad de Ecuador, desde su última detención, desde que estaba esperando para terminar de servir. una sentencia de ocho años de prisión por dos condenas por soborno en 2017 y 2020.