La actuación de España a lo largo de la Eurocopa no obtuvo respuesta de sus rivales. Su cuarto título, que convirtió a La Roja en el equipo más ganador del viejo continente, fue una larga demostración de control del balón, de un manejo eficaz para ocupar espacios con inteligencia posicional, a través de la reinvención de su estilo de juego.
La renovada España de Luis de la Fuerte tomó los argumentos más valorados de aquel fútbol de posesión, pases, triangulaciones y búsqueda permanente del hombre libre que Luis Aragonés sepultó para siempre la vieja escuela de correr y marcar, para añadir más corazón y emociones al campo. campo de la tradicional «Furia Roja», para transformar a España en una selección moderna, liderada por maestros en el manejo del balón con habilidad y sabiduría como Busquet, Xavi e Iniesta.
Pero la tiqui-taca de toques de pies, pases milimétricos al espacio y un ataque de corona mientras España establecía la hegemonía mundial al ganar la Eurocopa de 2008 con Aragonés, el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012 con Vicente del Bosque, ejecutor del «Sabio de Hortaleza». «El modelo de juego había perdido vigor y debía revitalizarse, tras los sucesivos fracasos internacionales conseguidos bajo el liderazgo de Julen Lopetegui y Luis Enrique.
De la Fuente mantuvo intacto el estilo y la estética de las transiciones ofensivas, pero al dominio del juego a través del control del balón añadió velocidad a los ataques por los costados, el arma más eficaz en el fútbol para quitar la defensa de cinco y hasta seis jugadores. con lo que se reducen los espacios, se cortan las líneas de pase y se anula la capacidad de maniobra de equipos con buen bagaje futbolístico como la selección española.
El fastidio con el juego horizontal y la incapacidad para transformar el control del balón en ocasiones de gol que caracterizaron la etapa de Luis Enrique en el banquillo español dieron paso en esta Eurocopa a un fútbol vertiginoso, con desbordes y maniobras individuales para ganar los duelos de las bandas con dos puñales imparables: Nico Williams y Lamine Yamal, que les dieron el cambio de ritmo, la profundidad, el desborde y la pizca de genialidad que le faltaba al conjunto latinoamericano, desde la marcha de Xavi e Iniesta.
La Eurocopa fue el escenario de la toma de posesión definitiva de Yamal, elegido futbolista revelación del torneo. A sus 17 años es una estrella y está destinado a ser un futbolista de época. Su magnífica pierna izquierda es un sombrero de mago del que salen las hazañas más deslumbrantes, por ejemplo su golazo contra Francia o el centro al gol de Nico Williams, que abrió la cuenta en la victoria en la final contra Inglaterra. España ha encontrado una forma diferente de jugar, mejorar el estilo y el resultado es una cosecha 2024 que agrada al paladar.