Un nuevo informe del relator especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema, Olivier De Schutter, dice que los gobiernos deben abandonar la idea de que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) erradicará la pobreza y priorizará los derechos humanos.
De Schutter, que presentará un informe el martes ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, instó a los Estados miembros de la ONU a «cambiar rápidamente hacia una economía basada en los derechos humanos que dirija recursos a los servicios públicos y la protección social».
La creencia generalizada de que un mayor crecimiento económico resolverá la pobreza global es «falsa» y está llevando al mundo por un «camino peligroso», según el informe.
De Schutter citó la aplicación de este enfoque en el Sur Global, que, según afirmó, «no logró sacar a millones de personas de la pobreza».
Muchos de los países de esta zona son de bajos ingresos, por lo que «la creación de su riqueza depende en gran medida de la explotación de mano de obra barata y de la extracción de recursos naturales, a menudo produciendo productos para el mundo y pagando el servicio de la deuda externa», afirmó.
En su informe al Consejo, el ponente De Schutter advirtió cómo esta teoría estaba llevando al mundo a la destrucción del medio ambiente, actuando como si la Tierra fuera a proporcionar recursos infinitos y absorber los residuos resultantes de nuestra «ambición aparentemente infinita».
«Presentó un plato insípido: un mundo al borde del colapso climático, un mundo donde cientos de millones de personas se despiertan cada día con los horrores de la pobreza extrema mientras una pequeña élite disfruta de una riqueza escandalosa», dijo.
Ante esta situación global, De Schutter llamó a las naciones a reestructurar y condonar deudas, financiar servicios públicos universales a través de impuestos progresivos a la herencia y a una mayor cooperación internacional contra la evasión fiscal.
También sugirió algunas medidas concretas y urgentes que «nos pondrían nuevamente en marcha».
Estas medidas incluyen rechazar el PIB como indicador de progreso, crear empleos respaldados por los gobiernos, establecer salarios mínimos o limitar la riqueza creada por industrias destructivas.
«Estas son políticas que realmente pueden beneficiar al planeta y a sus habitantes», afirmó.
Agencias
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