“Querido nieto, ¿qué harás cuando seas como yo?
«¡Mucha dieta, querido abuelo!»
Pregunta de la semana: Luis Arráez es un buen candidato a ganar otro título de bateo. ¿Quién fue el primer hispano en lograr esta distinción?
La respuesta: Fue el mexicano Beto Ávila, con los Indios de 1954, a quien llevó con promedio de .341 a la Serie Mundial. Serie en la que enfrentaron a los Gigantes, con Willie Mays, quien también había liderado a los bateadores de la Liga Nacional, con 345.
Además, estuvo la histórica atrapada de la Serie de Mays en lo profundo del jardín central y de espaldas al plato. Los Gigantes ganaron la serie en cuatro juegos.
La historia hace 41 años desde el Yankee Stadium hasta Seattle. Una tarde, mientras cubría los juegos de los Yankees y los Mets, se me ocurrió realizar una encuesta entre los clientes habituales en las gradas del Yankee Stadium. Logré seleccionar a 23 que habían participado en nada menos que 20 partidos en cada una de las últimas 10 temporadas. La pregunta era ¿cuántas bolas bateadas, buenas o faltas has logrado atrapar?
El tema era extraño, así que supuse que interesaría a los lectores. Pero nunca imaginé que ahora, en mayo de 2024, 41 años después, lo recordaría por lo ocurrido en el Mariners Stadium de Seattle.
Lógicamente, les informé antes que de los 23 encuestados en 1983, sólo uno había atrapado una pelota en las gradas locales de los Yankees. Me dijo que fue uno de los primeros jonrones de Elston Howard con los Yankees.
En esa cuna del béisbol en el profundo oeste ha sucedido algo que nunca debería haber sucedido y que uno teme que no vuelva a suceder.
Ya conoces la historia de que sólo una de las 23 gradas del Yankee Stadium a lo largo de los años atrapó una pelota durante un juego. Bueno, lo que pasó en Seattle fue que un joven llamado Julius Petrika, que desde hace muchos años suele conseguir un abono de temporada y su asiento está en las gradas, pero en la esquina del jardín izquierdo, en el borde de The Bleachers, tomó dos bolas de foul. en unos 20 segundos.
En la primera entrada, Josh Rojas de los Marineros colocó al abridor de los Reales Brady Singer en el guante de Petrika, quien salvó y mostró su trofeo, levantándolo como si fuera la Estatua de la Libertad.
En el siguiente lanzamiento, Rojas volvió a conectar de la misma manera. Y Petrika lo alcanzó, luego levantó dos manos con dos bolas.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso a un lector como tú.