En lo que hasta ahora ha sido una campaña de altibajos para Ronald Acuña Jr., parece que el litoralense ya se está tomando su tiempo en la caja de bateo.
Prueba de ello es que se fue de 3-1 con una impulsada el lunes, llevando a los Bravos de Atlanta a una victoria por 2-0 sobre los Cachorros de Chicago.
El jardinero amplió la ventaja con un sencillo con dos outs en la sexta ante el relevista de los Bear Cubs, Hayden Wesneski. Está bateando .275 (40-11) con dos jonrones, un par de dobles, cinco carreras impulsadas, cinco bases por bolas y la misma cantidad de carreras anotadas, además de una blanqueada de 10 juegos en mayo.
El problema de Acuña Jr., según analistas y técnicos del equipo, es que no levanta el balón y no conecta bien cuando lo rueda.
Se mantiene la velocidad de giro. De hecho, ocupa el quinto lugar entre los swings más rápidos de la MLB, según las estadísticas. Tiene un promedio de 76,7 millas por hora (mph), una velocidad con el esfuerzo que demuestra que el Jugador Más Valioso Nacional de 2023 puede al menos superar su ritmo de jonrones.
Sin embargo, su proporción de boletos por ponches volvió a empeorar, ya que registró 80 y 84, respectivamente, en 159 juegos el año pasado. Este 2024 en 38 choques lleva 23 pases, lo que muestra una proyección de cien… pero en K acumula 45 que marca 180. Deja de ser más selectivo.
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Lo que Ronald necesita, según estos análisis métricos, son más golpes o swings «pop» con la velocidad y trayectoria necesarias. El fin de semana pasado, durante la serie Braves-Mets, Guaireño alcanzó una velocidad de 114.2 mph y 461 pies. Para ese jonrón, la velocidad de su bate fue de 81,0 mph.
Y algo que también causa cierta preocupación es su ritmo a la hora de cometer fraude. Tiene 14 robos en 16 intentos, lo cual es muy bueno, pero ha sido sorprendido varias veces desde primera, como lo hizo ese lunes y un par de veces por el abridor de los Cachorros, el japonés Shota Imanaga.