En el libro «Fútbol sin trampa» que César Luis Menotti escribió junto a Ángel Cappa se podía apreciar en toda su dimensión su categoría de filósofo y de hombre que veía en el fútbol muchas más cosas que un deporte, lejos de su sencillez, si puedes utilizar este término para llevarlo a la altura de un hecho estético. En ese sentido, su habitual polémica con Carlos Salvador Bilardo fue universal, al igual que Menotti, también campeón del mundo con la selección argentina, pues mientras «El Flaco» defendía el fútbol de una manera que, más allá del resultado, la gente sentía la alegría del juego. Su rival le dijo que no, que jugar bien no es importante: «Gana el que juega bien». Miradas que se relacionaban con la manera en que cada uno tenía de ver la vida: Menotti en el centro izquierda, Bilardo en el centro derecha…
Con Menotti vivió una memoria que está en la memoria de los argentinos, y de toda América, que pedían un mundo más justo. Fue en 1978, cuando su país bajo su liderazgo fue campeón del mundo. Teníamos que subir al escenario donde celebraban la Asociación del Fútbol Argentino, Joao Havelange, presidente de la FIFA, y los militares que habían tomado el poder mediante un golpe de Estado. Uno a uno, los jugadores de la selección le dieron la mano derecha a Jorge Videla, entonces presidente. Cuando se lo extendió al director técnico, Menotti no respondió al saludo: el tirano se había burlado de la convicción del gran entrenador…
Admirador del fútbol lírico, defensor de Pelé como mejor jugador de la historia, vanguardista, fumador empedernido y cultiva la defensa del futbolista humano como consigna irrenunciable, Menotti fue uno de los hombres más admirados de la Argentina. Tenemos dos experiencias con él en nuestra memoria. Uno fue en el Mundial de México 86, cuando lo encontramos en la fila de acreditación de prensa para cubrir el torneo.
Nos firmó el libro antes mencionado, y cuando le pedimos diez minutos de conversación, nos dijo: «¿Y sabéis cuántos diez minutos me piden al día?». Una salida genial, porque al día siguiente hablamos con él no diez, sino treinta minutos. El otro recuerdo que atesoramos fue horas antes de la inauguración del Campeonato Mundial de Estados Unidos 94 en Chicago. Cuando llegamos al estadio Soldier Field, junto a nuestros compañeros de retransmisión Manolo Dávila y Carlos Moreno, lo conocimos.
Le preguntamos: «Menotti, ¿cómo ves el partido?» y él, en solidaridad con Bolivia contra Alemania, siguiendo el sentir latinoamericano, respondió: «Allí les estamos haciendo una broma». Era César Luis Menotti, sabio en el fútbol, sabio en la vida misma. Te veo allí.