El cerrador venezolano de los Padres de San Diego, Robert Suárez, ha sabido llenar el hueco dejado por Josh Hader, quien firmó con los Astros de Houston en la temporada baja, con total autoridad.
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Su dominio – en lo que va de campaña – con efectividad de 0.66 y WHIP de 0.80 en 13.2 entradas de trabajo; donde además lleva 10 salvamentos en otras tantas oportunidades, quizás un poco tarde, pero igual de seguro.
Recordemos que tras firmar una prórroga por cinco años y 46 millones de dólares en noviembre de 2022, Robert Suárez tuvo un 2023 muy complicado. Empezó la temporada lesionado, le costó encontrar el mando y luego vino la suspensión por el uso de Sustancias pegajosas para mejorar el agarre.
Pero ahora que pasó esa página, Robert Suárez ha brillado y ha sido protagonista del buen momento que vive su equipo y del ambiente que se respira; más aún con la llegada de su compatriota Luis Arráez. «Por supuesto que bien», comentó el bolivariano a MLB.com. “Emocionado de estar aquí, en el mejor nivel de béisbol que existe, en un gran equipo con grandes compañeros. Es muy emocionante.»
«Feliz (por la llegada de Arráez). Es mi compatriota y el equipo se ve mejor así. Y bueno, ganar más partidos».
De la misma manera, comentó que está pensando en aportar su granito de arena al juego del equipo. “Creo que soy cien por ciento competitivo. Gracias a Dios firmé mi contrato, pero voy a salir a competir al 100% para ayudar al equipo a ganar partidos”.
Muchos factores han influido en el buen comienzo
En ese sentido, el derecho atribuyó su buen inicio a la preparación, a mantenerse saludable y salir a ejecutar su plan de juego. Al mismo tiempo, el manager Mike Shildt reconoció que el venezolano siempre fue una opción para el puesto de cerrador. Eso a pesar de que no se atrevió a revelar su nombre en los entrenamientos de primavera.
«Desde el principio teníamos una idea bastante clara de quién iba a estar a cargo (del noveno episodio)», confesó Shildt. “Tuvo oportunidades y las recompensó mucho con la forma en que lanzó. También ha podido tomar el mando en la parte baja de la octava entrada, así como en la novena, cuando ha tenido el descanso que necesita.