El reciente fallecimiento del gran Luis Mendoza, el mejor futbolista de la historia del país, no sólo por la calidad técnica que valoraba en sus botas, sino por su inteligencia para entender el juego, moverse en el espacio, habilitar a sus compañeros con su Su toque elegante y preciso, su gol con sus demoledores tiros de derecha o de izquierda, y su gran solidaridad para librar las más encarnizadas batallas por mejorar al futbolista venezolano, invita a dejar volar la imaginación para armar un equipo de leyendas nacionales, un 11 ideal. donde sólo cabe lo mejor en cada momento.
Hay muchos candidatos para el puesto de portero, pues es el lugar donde tuvieron que multiplicarse para evitar los goles que siempre rodearon el área del jugador más solitario del campo. Los nombres de Omar «Pulpo» Colmenares, Vicente Vega, César «Guacharaca» Baena, Daniel Nikolac, Rafael Dudamel, Gilberto Angelucci y Renny Vega se encuentran entre los mejores de su época.
Puesto a elegir, nos tuvimos que quedar con Dudamel, porque ha sido el más completo de todos. Dueño de una enorme personalidad para comandar a su equipo, hábil con el balón en los pies para salir a jugar, tenía un gran golpe para pases largos o tiros libres, y una amplitud fenomenal para llegar a los tiros más complicados, como el que incluyó al uruguayo Álvaro Recoba en el plantel en la victoria de Venezuela (2-0) en el Pachencho Romero de Maracaibo, en el partido que inició el boom de la Vinotinto de Richard Páez.
En la pareja de centrales, hay dos nombres que destacan sobre todos: Fréderic Elie y José Manuel Rey. El primero fue uno de los muros más temibles de su época, infranqueable por altos y bajos que además salían desde atrás y jugaban con el aplomo de un centrocampista. Rey es otra indiscutible por su categoría para defender. Elegante para cortar y dejar al jugador con sus pases profundos como Fernando Hierro, su ataque de derecha lo convirtió en el lanzador de penales más temido del fútbol venezolano y Vinotinto hasta la irrupción de Juan Fernando Arango.
Las bandas siempre han sido una debilidad de las selecciones. Por la derecha siempre se recuerda el golazo de René Torres a la Argentina de Maradona en Pueblo Nuevo, pero su patada descalificante a Fernando Morena en la Copa América ’83 lo deja fuera de esta lista. La mejor actuación por ese lado ha sido la de Héctor «Turbo» González, un lateral convertido en lateral que tenía ida y vuelta, profundidad para atacar y definir sus chances. Su gol en el Centenariazo lo cimentó para siempre. Por la izquierda, el puesto es para Miguel «Pollito» Echenausi, el lateral con más garra y pulmón que fue protagonista del épico 3-3 ante Estados Unidos en la Copa América de Ecuador 1993.
En la zona de recuperación, los mejores representantes del corazón Vinotinto son Nelson Carrero y Tomás Rincón, dos generales encargados de marcar, incansables en meter pierna dura, recuperar y repartir juegos.
La creación de este equipo de leyenda sería para quitarse el sombrero y aplaudir con la tiquitaca de tres maestros de la pelota: Mendocita, Stalin Rivas y Juan Arango, un tridente de puro talento para deleitar con el toque, la creatividad, la sutileza. del pase y del golpe para definir un balón parado.
El ataque es propiedad exclusiva de Salomón Rondón, el mejor delantero de la historia del fútbol venezolano, autor de 148 goles en los equipos donde ha jugado y otros 41 con la Vinotinto. Su juego de espaldas a la portería, de portero adentro, el poder en el área para abrir espacios y definir por arriba o por abajo, nadie más en el país lo tenía.
Un banquillo de lujo con Renny, Cheché, Tovar, «Indio» Mota y Bernardo Añor Sr.
El equipo suplente de este equipo ideal quería a Renny Vegas como portero suplente por su velocidad para ganar duelos y su habilidad con el balón. Los muros del equipo serían Juan José «Cheché» Vidal, uno de los centrales con balón más elegantes que tuvo el fútbol nacional, y Pedro Acosta, una fuerza implacable para dominar el juego aéreo. La banda izquierda sería para Elvis Martínez de Mérida con la fuerza y determinación de David «Indio» Mota para tapar los huecos del corredor derecho.
El encargado del rescate sería Franco Rizzi, un todoterreno intransitable que no se cansaba de correr y anotar, con la entrega y control del balón de Alí «Cholito» Tovar, una de sus eminencias más respetadas en el juego. tiempo. Para el fútbol combinado, otros tres genios del gol de toque y pase: Gabriel Miranda, Ricardo David Páez y Bernardo Añor Sr. Para completar estos 11 de suplentes, el ataque estaría a cargo de Rubert Morán, el delantero más inteligente para recibir en los espacios y rematar con precisión.
El entrenador más irrespetuoso para sacar lo mejor de este dream team
Un equipo con tantos jugadores y sutileza en el control del balón no podía estar en manos de un entrenador que apretó los dientes, se contuvo y buscó la victoria en una falta aislada o en un cabezazo milagroso en el último minuto. Este equipo no podía ser dirigido excepto por Richard Páez Monzón, el técnico que cambió el estilo tradicional de fútbol asustado y reactivo de la Vinotinto, por otro decidido, atrevido, inventivo, que combinaba hábilmente el orden táctico y el irrespeto para dominar a los rivales desde la posesión.
Sólo un técnico con la previsión de Páez se atrevió a poner a tres creativos en el mediocampo de la Vinotinto al mismo tiempo: Ricardo Páez, Gabriel Urdaneta y Arango, el tridente que enamoró al país con el juego asociado y sus goles. Por eso es quien se sienta en el banquillo de nuestro equipo ideal, pues no dudaría ni un segundo en alinear a Mendocita, Stalin Rivas y Juan Arango para generar un fútbol de altos vuelos, como el Zagallo brasileño de 1970 que Se atrevió a jugar con cuatro 10. Sólo nuestra Vinotinto apenas vive en este arrebato de imaginación.