En la zona alta del municipio de Cedeño (Caicara de Maturín), en el estado Monagas, existen comunidades con suelos fértiles aptos para la producción de frijol, alimento que alimenta a miles de habitantes de la entidad y sus demás regiones. del país.
Tradicionalmente, este cultivo ha sido considerado un cultivo de subsistencia para los agricultores, que lo cultivan en pequeñas superficies, ya sea solo o en combinación con otros cultivos, como maíz, yuca y árboles frutales.
El ingeniero agrónomo Eddie Malaver, funcionario del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, explica que más de 100 productores de las zonas de Lomas del Viento, Alto de San Juan y San Juan, en la parroquia de Areo, cultivan más de 500 hectáreas de frijol blanco o frijol. por año. como la bahía con recursos propios y finanzas gubernamentales.
En la región de mayor producción de esta industria en el país, seis variedades de frijol blanco y varias variedades de frijol volador han sido identificadas y seleccionadas por los fabricantes de acuerdo a los hábitos de consumo de la región oriente del país.
El también profesor de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Oriente, sede de Monagas, mencionó que los municipios de Maturín, Cedeño, Piar, Ezequiel Zamora, Santa Bárbara y Aguasay, presentan condiciones climáticas efímeras propicias beneficiosas para el desarrollo del cultivo del frijol. . Sin embargo, cabe destacar la alta productividad por hectárea alcanzada en la zona alta de la parroquia Areo, convirtiéndose en un referente nacional e internacional.
Cultivar la historia
El inicio de la producción de frijol en la zona alta de Caicara de Maturín se remonta a muchos años atrás como una forma de sustento familiar de los pequeños productores de frijol. Alcanzan un máximo de dos hectáreas en sus unidades de producción, incorporando muchas veces otros cultivos como: maíz amarillo o blanco, frijol, arveja y yuca agridulce.
Los rendimientos en ese momento eran muy bajos en comparación con los alcanzados en su punto máximo, hace unos 10 años. Entre las variedades que se cultivaban en aquella época se encontraban varias variedades de frijol criollo con el color nativo barcino y dos variedades blancas llamadas: criollo y cara negra.
La Finca La Quebradita, propiedad de inmigrantes canarios, en los años 60 se dedicaba a la producción de maíz durante el primer ciclo lluvioso del año, entre mayo y agosto, y rotaban frijol. el segundo ciclo de lluvias, conocido como verano norteño, entre octubre y enero. Esta cosecha final no es para fines comerciales sino que es un método de aplicación de abono verde al suelo para mejorarlo, debido a que las plantas leguminosas tienen la capacidad de captar nitrógeno. (un elemento esencial para el crecimiento de las plantas) del aire y fijarlo en el aire. suelo a través de la bacteria Rhizobium que crece en sus raíces.
Durante la última década, varias instituciones estatales han cooperado en materia productiva, entre ellas el Ministerio de Agricultura y Producción Territorial con sus unidades afiliadas como el Inia y la Fundación Unidad Técnica para la Investigación, Capacitación y Fomento a la Agricultura; Gobierno del Estado Monagas, a través del Fondo Fideicomiso del Estado Monagas; La Alcaldía de la Ciudad de Cedeño y cooperativas de crédito así como instituciones de educación superior como la UDO.
Asignación
La comercialización del frijol se realiza a granel en sacos de 50 kg con camioneros que acuden a la zona. Los precios han alcanzado el dólar por kilogramo en la parte superior de la unidad de producción.
El 50% de la producción agrícola se destina a las necesidades del mercado oriental del país. A través de intermediarios comercializan este producto en estados como: Anzoátegui, Sucre, Bolívar, Nueva Esparta y Delta Amacuro. En tanto, el 30% se vende en el mercado interno del estado Monagas y el 20% se vende en semilla a productores orientales, por ser esta la región donde comúnmente se consume el frijol blanco.
Esta actividad económica familiar, en su mayoría autodirigida y autogestionada, ha llamado la atención de gobiernos nacionales e internacionales, instituciones académicas e instituciones privadas para lograr altos rendimientos por hectárea en la región, incluso superiores al promedio de toda la región. región. Venezuela, y en condiciones climáticas favorables, los rendimientos superan los 2.000 kg/ha.