Este no es el pueblo petrolero en la península de Falcón en Paraguay. Nada de este pacto que selló apenas 40 años de democracia constructiva para Venezuela, ¡oh mundo! No. Es el asiento en la mayoría de mis habitaciones, donde duermo, me relajo, veo televisión y escribo. Mi guardaespaldas, Rosiris Aguilera, lo bautizó así porque siempre me detengo ahí. Si no llueve, saldré al patio a recoger savia. Hago mis comidas en el comedor. Recibo invitados en la habitación. Una monja que no se puede parar no tiene dónde ir de silla en silla, y la silla gana el juego.
Un punto fijo es mi vida. Solía tener una computadora de escritorio y quería escribir en ella. Ahora que es portátil y menos conveniente, usarlo en un punto fijo evita un dolor de huesos. A partir de aquí ha venido todo lo que he escrito en los últimos meses, y lo que escribo aparecerá por el resto de mi tiempo en el planeta, o mientras mis neuronas aún activas se resistan. Aquí pienso, medito, rezo y sueño; Yo también me duermo y Punto Fijo duerme en sus brazos.
¿De cuántos sueños y emociones ha sido testigo Punto Fijo? Aunque estos no se multiplican en una anciana de 97 años, porque hay, porque hay vida, todavía me emociona y vivo; Me emociono cuando veo en la pantalla chica el clímax de una telenovela —que no siempre es mala— o una proeza deportiva como que Alcaraz le gane a Djokovic en Wimbledon o dos equipos de la Major League Baseball empatados en el noveno. Y el gol, el compás o el que canta bien, baila bien, se mueve bien o habla bien. Los medios de comunicación de masas son vastos puntos de venta de la ilusión, la emoción y la esperanza.
¡Los ancianos del mundo no se desesperen! Si eres ciego, sordo, mudo y lo que he dicho antes no te beneficia, estás vivo y Dios no tiene ningún uso en este mundo. Aunque no puedes ver la pantalla pequeña, hay una pantalla enorme dentro de ti: el poder de tu alma. No lo desperdicies, no lo borres. Deja tu corazón abierto para ver las penas del mundo, hazlas tuyas y ofrécelas a Dios como complemento a las pasiones de Cristo que tú les añades. Ahórrate el dolor. Sueña, ora y puja desde tu Punto Fijo como lo hago yo. Disfrutarás de la paz.
Las personas egoístas y egocéntricas que son el centro del mundo no viven en paz ni felicidad. Siempre tienen miedo de perder su bienestar. Están en contra de las demandas sociales. Cualquiera que se alce en la lucha por una mejor distribución de la riqueza, la justicia social y el bien común es tildado de comunista. Y cuántas veces estas personas viven en la pobreza, en la separación, en un verdadero espíritu cristiano. Como el Papa Francisco, tan vilipendiado y tan digno del nombre de Asís que lo eligió para su pontificado.
Amigo mío, y sobre todo antiguo colega, espero que puedas soñar, rezar y esperar con la misma tranquilidad y alegría que yo lo hago en tu Punto Fijo.