Ya se escuchan versiones de los más diversos planes para la recuperación de nuestro país. Este esfuerzo debe ser tomado como un aporte positivo, porque si no comenzamos a diseñar las acciones que se tomarán para reconstruir nuestra nación, partiendo de las ruinas arruinadas, perderemos el rumbo por los caminos impredecibles que han sido predestinados. hacer esta importante tarea.. Lo hacemos sin añoranzas nostálgicas que nos atrapen en el pasado, pero sí, debemos hacerlo con el recuerdo inevitable de lo ocurrido en nuestro continente, porque no tomemos en cuenta que no se gana nada con entrar en el abismo. Los populistas nos tientan con sus pociones salvadoras. Es hora de poner las riendas del país en manos de verdaderos estadistas, funcionarios bien dotados de conocimientos en todos los campos que deben tomar decisiones en nombre de todos los venezolanos.
No solo se debe pensar en variables económicas o financieras, sino que hay otros temas que son de gran importancia, como es el caso de la familia como fundamento de la sociedad. Restaurar el lugar de la familia fomentará el respeto entre todos como parte de la educación en el hogar que nuestros niños, niñas y jóvenes deben recibir formalmente en las escuelas y colegios.
Otro pilar clave es la estabilidad, que dependerá en gran medida de los pilares de la seguridad jurídica, que dependen del principio de separación de poderes que actualmente se está erosionando en Venezuela. Luego de estos procesos, será posible poner en marcha nuevos esquemas educativos de calidad como una gran inversión social y estratégica para el desarrollo económico y humano del país. Buena educación, unida a programas de salud, porque sin gente sana, olvidémonos de trabajar en las balanzas que soñamos para cristalizar las tantas ilusiones de ver florecer la paz y el desarrollo en Venezuela. Cualquier plan para reactivar la economía debe ciertamente considerar la idea de crear empleos para que las personas puedan vivir una vida digna y al mismo tiempo contribuir a la promoción de un país grande y próspero que todos queremos.
Debemos sembrar y cultivar el espíritu de civismo de superación. ¡Mezcla valores, buenos sentimientos, armonía con la idea de vivir en paz! Poder pasear por los parques sin miedo a que nos asalten o nos asalten. Disfrutar de actividades culturales. Expresar nuestra opinión libremente, leer el libro que queramos. Desde carpintero hasta científico que trabaja en un centro de investigación, sea cual sea el rol que desempeñemos, nos esforzamos por ser los mejores en todo lo que hacemos. Ser un buen ciudadano, estar orgulloso de lo bien que lo estamos haciendo por el país y especialmente por nuestras comunidades. Velar por que nuestros derechos sean respetados, empezando por demostrar que estamos siempre dispuestos a cumplir y honrar nuestros deberes cívicos. ¡Ésta es la Venezuela que podemos construir juntos!