A Charlie, Nelinho, Charlitros, Magoo, Jacob, y Jefferson… siempre en el corazón de las memorias… Kafi. «Es mejor ser rey de tu silencio… – Infórmate Venezuela – …que esclavo de tus palabras». William Shakespeare. «No hay amigo tan leal como un libro». – Infórmate Venezuela – Ernest Hemingway. “Hay visitas que alegran cuando llegan. Otras que alegran cuando se van”. Oscar Wilde. «La fuerza de una familia como la fuerza de un ejército, …se funda en su mutua lealtad». Mario Puzo. «Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, …regocijados amigos; que me voy muriendo; ¡y deseando veros presto contentos en la otra vida! Miguel de Cervantes de Saavedra. «El Manco de Lepanto», ni manco, ni de Lepanto». La Danza Cartesiana del Espacio y la prístina Polifonía del Saneamiento. Cualquiera diría que mamá Carminella descubrió el agua tibia con la higiene. Que la cátedra de la profilaxis y la pulcritud ya toda estaba escrita. Pero mamá, no sólo la aventajó, sino la transportó a otro nivel. Una altura inédita en la dimensión metafísica de la sacerdotisa blanca de la asepsia y el cuidado intenso del hogar, Carminella del Toboso. Fue tan eficiente que parecía reproducirse como un clon invisible, y estar en distintos lugares al mismo tiempo. Mamá, para ir bien segura que la cosa marchara por el carril o la hacía ella, por aquello de «si quieres que todo salga bien hazlo tú mismo» o si era la encargada del trabajo, Ernestina o Manena, mamá, no dejaba, orillo, canto o borde a salvo de su mirada de lince y rejoneadora de la revisión. A la postre, tanto esfuerzo e inspección, fracturó su salud física y mental, pero jamás su fuerza de voluntad o su determinación de funámbula y equilibrista del hogar. Para ser aproximadamente justo, mamá operó, sabrá dios cómo, la polifonía higiénica. Una fuente inacabable e innovadora de maestría para higienizar todo a toda hora y mantenerlo impecable hasta nuevo aviso. Y por supuesto con perfume a Gloria, si es que la Gracia divina conserva fragancia reconocida, o es una sublime polifonía de aromas en una sola inspiración. Puede deducirse, a previa vista, que el prorrateo del área utilizable tenía fachada de plano cartesiano y cada área, su propio aroma floral. El plano cartesiano, fue una invención de René Descartes, filósofo Occidental, al que mamá había estudiado como cualquier alumna en su momento. La perspectiva filosófica, de mamá como Descartes, (cada cual en su esfera) se fundamentó invariablemente en la investigación del punto de origen del conocimiento. Encontró, de buena mano con su intuición, que el filósofo y científico, realizó estudios de geometría analítica, y era considerado, padre y fundador, pues trasladó matemáticamente la geometría analítica al plano bidimensional de geometría plana y dio origen al sistema de coordenadas, (que usamos y estudiamos hoy), llamado plano cartesiano o sistema cartesiano. Mamá tenía tácito, en su sistema ad hoc de coordenadas para manutención y aseo del hogar, cuadrantes o secciones, divididas en mitades hemisféricas. El hemisferio sur, o austral, y el hemisferio norte o boreal, ambos aislados en áreas. El Austral subdividido en sala-balcón, comedor, cocina, cuarto-servicio-(s), lavadero, y el Boreal: 3 habitaciones, 2 baños y pasillo. Una sumatoria de ciento cincuenta metros cuadrados (150 m2) de superficie geofísica. Según conversatorios oficiales donde hacían tertulias del tema, atendí a mamá disertar de su filosofía. Esa vez dirigía el pelotón de su panita, Teresina, su cuñada. Fue amor a primer trato. Zía Teresina estimaba a la Zía Nonna con una empatía inquebrantable. Lo que revelaba su lealtad a prueba de intriga que en las familias siempre existe, y más, si son numerosas. – Tere, si quieres hacer bien la limpieza, -dijo Carminella en tono amable-, lo primero que debes hacer es una estimación gráfica del área -agregó-, convencida que de su boca salía soluciones prácticas, justificadas e ingeniosas. Tere, escuchaba a mamá centrada, como quien descubre un profeta, y cree. La Zía Teresina (o fatsy), fue tan hermosa, que provocaba morder y apapacharla como a un osito de peluche, porque a un oso de verdad, ni de vaina. – Luego divides el área de la casa en cuatro secciones, como si fuera una cruz o plano cartesiano con cuatro áreas prácticas. – ¿Plano? ¿Plano de qué me dijiste? Tere, agrandó los fenomenales ojos aguamarina. – Si, si, Tere, sistema cartesiano -mamá leyó su nota-: diagrama de coordenadas para operaciones geométricas en el espacio euclídeo o geométrico que cumple con las exigencias del griego Euclides. Usado para graficar funciones matemáticas y ecuaciones de geometría, permitiendo configurar movimiento y posición física. Seguía agazapado tras el paraban chino que servía de burladero para intrigar, mientras mamá explicó los pasos primos antes de la praxis o aplicación del conocimiento prediseñado. Durante la detallada definición había un aire de inspiración que surgía del aura de Carminella. Piel de porcelana, aroma a flores, cara de ángel y ardor de semidiosa, era como dar una ojeada a la Venus de Rubens, pero trigueña y en una concha de almeja, llamada, papo de la reina. En poco tiempo, mamá sintetizó el manual holístico, con trucos y artes mágicas de la limpieza y la higiene, por cada uno de los sectores hemisféricos, que calificó de, obra musical polifónica del ambiente, depurado y aromático. – Tere, -continuó impertérrita mamá-, cada tramo debe ser catalogado, clasificado y depurado para a posteriori poder higienizar y ordenar, toda vez desinfectado con un aroma determinado. Recuerda que los aromas deben combinar con el color y el ornato del espacio. Tere, puso cara de se me ha olvidado todo del susto. Y entendió por qué hablaban de las psíquicas de las servidoras. Charlie y yo reímos recordando a Urko Kefonen y a la cátedra del caco de Otrovagomas, estudiando el pensum: Escape a pie, o en moto, 1, 2, Gerencia y administración de empresas públicas y talleres automotrices. Conducción de Hospitales, 1,2,3. Psicología de las domésticas. Además de cien créditos académicos, entre asignaturas obligatorias y optativas. Todo un guiso de doctorado criminal. El fundador se sospecha, fue un pariente barinés del mico-mandante, o comandante galáctico. – Tere, siempre comienzas por el baño principal. Es indebido olvidarlo. Recordé en segundos, como la ducha, el lavamanos, el excusado y el bidet, pletóricos de espuma blanca, como barba de Papá Noel y las manos cubiertas con guantes color pollito, la Dama del Toboso destruía los vestigios de residuos a porcelanas, grifos, anaqueles, y otros. Apenas empezaba, Tere terminaba aguada de ojos con lágrimas de espuma salada. El trámite acarreaba horas y apenas era el estreno de un cuento sin fin. La limpieza era básica, pero no lo era todo. La estética y ubicación de cada objeto en su santo lugar, era la guinda de la torta. En la pieza matrimonial, cada palmo prediseñado a gusto de la curadora. El lecho con tope rococó, simétricamente centrado entre las mesas de noche a cada lado de igual tenor, la mesa circular de la televisión al frente de la cama, el chifonier con tres espejos como atril de iglesia y la silla de tejido a pie de cama, donde me acostaba cuando el carnicero feroz aparecía en pesadillas recurrentes, y casi no podía respirar siendo todavía un mozalbete con la fantasía en la punta de la lengua. Los armarios quedaban para el final del cuido de la cámara principal. Lista para atacar a los recintos filiales. Fue cuando sin más que perder, Zía Tere, prorrumpió: – ¿No te cansas? – ¡A veces cansa, no cansarme!, Alegó mamá como si ella misma se sorprendía de su energía atómica. Las Divinas Coordenadas de la Polifonía y el Hemisferio Boreal. Las recámaras de la prole se aseaban por rango de edades. La primera habitación, la del primogénito, reservada para el futuro arquitecto y lector frenético, presentaba la cama de oro, heredada de mi aposento, cuando era feliz e indocumentado, y era yo el que dormía sólo, mientras convivíamos en el edificio Las Américas, en la avenida principal Rómulo Gallegos. Un apartamento de lujo con un largo balcón curvo, como una gran pista para jugar Bowling. Los bretes cambiaron cuando nos mudamos al Crillón, donde Carminella montaba el show pedagógico-filosófico de aseo para la instrucción de Tere. En este apartamento dormía solo Charlie, privilegiando su condición de primero en la línea de la heredad. Una mesa para arquitectura, los dos closets y la regla T lo acompañaban y fueron…
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Redacción - Infórmate Venezuela
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