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Ponsiana Carrasco Tiene 43 años, sus padres son de Paso de Baragua, pero nació y se educó en El Venado, Zulia. A los 20 años se tituló como psicopedagoga especializada en niños con dificultades de aprendizaje. Hugo Chavez y el hermoso país que presentaba era como el logro de una meta nacional bajo los tumultuosos vapores del ejército invisible de nuestros antepasados liberadores.
Ponciana mira bolsa de CLAP con mortadela chanclas en una sartén, harina de maíz que es más que granos y arroz lleno de hierbas y mangos verdes. Ya está, mijita, le dice su madre, Gregoria, y ambos miran a la pared del fondo de la habitación, riendo como si Hugo Chávez todavía estuviera disfrutando de su dominio de sombras, porque al lado del gancho sin cuerda. se rompió y no había dinero para comprar otro.
Como el chivo proxeneta que Chelao paseó desde El Paso hasta Raya, sus ojos siempre están mirando hacia otro lado, por lo que los recuerdos se trasladaron a las vacaciones y dinero de cesiones y préstamos para robar las tierras de los vecinos ricos. Nadie de la familia Ponciana se aprovechó de este botín, porque eran católicos y tenían miedo al purgatorio y al infierno, pero recibieron del reparto oficial lo que necesitaban para vivir en la prosperidad de los campesinos.
Chávez entró en nuestros corazones, un profeta con una espada, agitando palabras como la inconsciencia ante el dolor agónico de no ser nadie. Captó nuestras emociones y las convirtió de su fuego en brasas en la comedia, donde juega con muñecos de cera de Dios y el mundo, convirtiéndolos en aliados de su rabia cómica o muertos o muertos según lo que coloque como enemigo.
Su gran secreto, su don, fue la palabra, esa ola incesante Su voz llena de ilusiones los porches donde el alma alberga olvidos y sueños rotos. No importaba si sabía de lo que hablaba, lo único que importaba era su ideología, era su palabra que amaneció en medio de una larga noche de derrota. Ponsiana mira la foto y lo regaña con un gesto de enojo incluso mientras se ríe sabiendo que todas sus semillas han crecido como arbustos espinosos.
¿Saben los políticos que han intentado sacarlo del estante de los candelabros de los pobres durante 20 años que no se trata de explicar ideas o condenar agravios, sino de recoger pañuelos para recoger el dolor de una persona?, se pregunta. esperanza nacional Ha fallecido con todas las imposibilidades que crea la realidad.
No se trata de unirnos, aunque no podamos posponer convertirnos en nación, no se trata de tomar un papel y anotar allí errores y caminos. nos trajeron al infiernosolo se trata de perdonarnos a nosotros mismos porque soñar no es un crimen y la gente ha tenido pesadillas donde los caballeros blancos se han convertido en monstruos que solo podemos vencer cuando todos nos miramos al espejo.
Jorge Euclides Ramírez
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