Hace ocho años, un grupo Científicos en la costa caribeña de Panamá encontrado por casualidad Restos fósiles de hace seis millones de años Fue el descubrimiento de una tortuga marina más antiguo del mundo.
Sin embargo, años después, este trabajo volvió a sorprender al equipo: a pesar del paso del tiempo, aún conserva el material genético del animal, por lo que se convirtió en fósil. en el primero de una especie distinta a los dinosaurios En autoconservación con ADN.
El estudio, publicado este jueves en el Journal of Vertebrate Paleontology, estuvo dirigido por un paleontólogo colombiano. Edwin Cadena.
Este descubrimiento en un fragmento de un esqueleto de Lepidochelys demostró la «fascinante conservación» de los osteocitos, las células del interior de los huesos y hasta ahora Se encuentra únicamente en fósiles de dinosaurios.
«Anteriormente descubrimos que las tortugas marinas estaban muy bien conservadas en cuanto a sus esqueletos (…), pero nunca hubo evidencia de que se conservaran rastros de ADN en las células», explicó.
El ácido desoxirribonucleico es un componente muy perecedero y, aunque puede almacenarse en las condiciones adecuadas, se cree que sólo sobrevive en unas pocas condiciones. 100.000 años. Sin embargo, el experto afirmó que cada fragmento y cada parcela tiene sus propios requerimientos, que en algunos casos podrían haber contribuido al bienestar de los restos biomoleculares originales.

«Intentar encontrar e identificar estos restos en los tejidos de organismos que vivieron hace millones de años fue muy difícil» porque «en el laboratorio hay que tener cuidado al procesar las muestras para evitar la contaminación con el ADN existente, y también intentarlo con cientos de células». , porque en los fósiles la preservación de residuos originales como proteínas y ADN no es uniforme», añadió.
El descubrimiento reafirma la importancia de los vertebrados fósiles conservados en la costa caribeña de Panamá para comprender la biodiversidad local hace millones de años.
Con este precedente, el paleontólogo continúa su investigación y la amplía a otras especies con la esperanza de encontrar otro descubrimiento sorprendente.


«Ahora queremos estudiar otros grupos de fósiles de tortugas encontrados en la misma zona que la tortuga boba y ver si los restos de peces o peces han conservado tejido y restos de ADN. «También queremos ampliar los análisis químicos y moleculares de las muestras que sabemos que están mejor conservadas», afirmó.
«Aún quedan muchos misterios» en la costa caribeña de Panamá, por lo que «hay que seguir con paciencia y curiosidad» para conocer «la historia actual de la biodiversidad».
Con información de Infobae.