Quienes están participando en el proceso de Primaria no pueden pretender que éste sea una competencia de magos ilusionistas, que ofrezcan resolver, de la noche a la mañana, los problemas que, a lo largo de casi medio siglo, han sido ocasionados por este régimen.
Declaración en tal sentido hizo a El Impulso el profesor Justo Mendoza, analista político, quien advirtió que los precandidatos tienen que ser honestos y, por tanto, decir la verdad.
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En este sentido criticó a quienes están ofreciendo, por ejemplo, 500 dólares como salario mínimo tan pronto lleguen a la presidencia de la República y acabar de inmediato con los apagones del servicio eléctrico.
De igual modo pronosticó que la campaña presidencial del 2024 será muy ruda, porque el oficialismo no está dispuesto a ceder el poder, aunque más del 80 por ciento de la población lo rechace.
Confrontación
¿Cómo ve el proceso de Primaria en este momento cuando se aproxima el cierre de inscripción de precandidatos?
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Para hablar de Primaria hay que definir las tres aspectos de la naturaleza de ese proceso:
Primero, es una decisión que fortalece el espíritu, la vocación y la cultura sufragista y democrática de los venezolanos.
Segundo, es un regreso importante del criterio prevaleciente de la sociedad civil, según el cual quienes deciden la escogencia y el nombre favorecido por las mayorías democráticas del país son los ciudadanos. Y vinculado a este principio las postulaciones por iniciativa propia o desde los partidos políticos.
Tercero, significa una operación de confrontación al régimen político socialista y una intencionalidad clara, democrática, de deponer por la vía de los votos a ese sistema.
Luego, lo que estamos observando son aspectos que ameritan ser tomados en cuenta por los aspirantes y los partidos u organizaciones políticas:
Uno, hace falta una conciliación entre los mismos candidatos sobre algunos principios básicos para animar y darle confianza al electorado, el cual más del 80 por ciento rechaza este sistema socialista y desea un cambio de gobierno.
Esa conciliación tiene que ser coherente y hay que reafirmarlo. Los candidatos tienen que reunirse sobre unos programas mínimos. El objetivo debe ser la movilización y la orientación hacia la vocación democrática y el ejercicio del voto, porque aún esa confianza no ha penetrado al interior de la mayoría.
Segundo, estamos todavía en presencia de muchos años de un silencio informativo, por cuanto el régimen ha desarrollado su política perversa de captura y confiscación de emisoras de radio, televisoras y prensa escrita. El cierre continuo de medios es inconstitucional porque todos tenemos el derecho a la libre expresión del pensamiento y expresarlo.
Tercero, no es posible que haya posibilidades de desarrollar una comunicación directa entre quienes están participando en la Primaria y los electores debido a que no todos los venezolanos tienen capacidad para disponer de internet (el peor de todo el mundo) y dominio de las redes sociales, lo que impide tener información detallada de la Primaria.
Cuarto, si bien es cierto que algunos de los candidatos han presentado líneas concretas sobre el cambio del modelo político, de las propuestas de regreso a la institucionalidad, la crítica acerva que se le está haciendo al Consejo Nacional Electoral, la intromisión del Ejecutivo y de organismos que obedecen instrucciones del partido oficialista, contra la libertad libérrima del pueblo venezolano en darse su gobierno; también ha habido una lentitud en la actuación de los partidos políticos, la cual tiene que ver, en primer lugar, con la caída en la popularidad y de la reputación de los líderes de los partidos, y en segundo lugar, un temor generalizado a que esto pueda traer como consecuencia violencia, que se agregue a los conflictos que ya de por si existen con las graves carencias que sufre el pueblo venezolano.
Quinto, se requiere la confluencia de intereses comunes entre los aspirantes. Se pueden decir cosas divergentes entre los candidatos, pero la divergencia no puede estar nunca sobre el objetivo de esa convergencia necesaria que es el cambio de gobierno y de modelo económico, así como la necesidad de la reinstitucionalización del país. Esto se puede lograr con grandes acuerdos ratificados constantemente. Ya Lara dio un paso con la firma de acuerdo con los partidos. Y hace falta que esta ratificación se haga nacionalmente.
Organización
Usted ha hablado de la cortina de silencio como impedimento para atraer la atención de la Primaria. ¿Qué debe hacerse?
Hay que sustituir la falta de comunicación y despejar esa cortina de silencio impuesta por el régimen con un gran activismo desde los propios barrios, urbanizaciones, parroquias y municipios con las personas que residen allí sin la necesidad de la presencia de los dirigentes políticos, bien sean regionales o nacionales, porque todo el mundo sabe lo que está pasando a su alrededor. Los vecinos deben ser animados a organizarse. El régimen está discriminando a la población cuando nada hace por mejorar los servicios básicos y la posibilidad de que haya buenos empleos con salarios decentes, capacidad adquisitiva, movilización oportuna y en general obligaciones que le son negadas. Y lo otro es que los partidos deben estar claros de que deben dejar una vía abierta con los órganos de la la sociedad civil, la sociedad no partidista, a los efectos de impulsar estas relaciones organizadamente por cuanto los recursos existen, ya que el principal recurso para ganar las elecciones es el capital humano, y todas las encuestas dicen que ese capital humano está en un nivel de más del 80 por ciento constantemente criticando la situación y deseosa de cambiar el régimen. Y eso hay que convertirlo en una gran oportunidad, superar las debilidades intrínsecas que hay en los partidos políticos y la amenaza de sectores externos a la sociedad civil, en particular del partido oficialista y de la propia organización gubernamental. Se pueden combatir con organización, con claridad de mensaje y propósito, y con disposición efectiva a cambiar el modelo político y económico a través de elecciones libres, justas, verificables y masivas, porque contra ese alud de preferencia y voluntad de cambio no vale absolutamente ningún tropiezo, ninguna amenaza, ninguna extorsión y ninguna compra, sino el coraje que tiene la gente para cambiar en Venezuela.
Posicionamiento
¿Por qué los candidatos no han tenido posicionamiento hasta ahora, ya que hasta ahora los que están en primer lugar no pasa del 13 por ciento de aceptación, según las encuestas?
Porque aquí ha habido un error de origen y es que los candidatos que debían tener una actitud de comprensión, de atención y empatía con la población que sufre es que por lo general han hecho programas de gobierno, que no tienen razón de ser en este momento. Da la impresión de que quieren decirles: “esto es lo que yo te propongo a ti que tenemos que hacer”. La gente no quiere eso, sino que le oigan sus problemas, que le devuelvan la confianza, porque la reputación de los partidos está muy baja, que le devuelvan la confianza los líderes, para que efectivamente, demuestren lo que no demuestra el gobierno. Lo puedo resumir en cinco puntos: Primero, honestidad; segundo, capacidad; tercero, coraje; cuarto, claridad de convocar y promover la unidad nacional; y quinto, la defensa de Venezuela. Esos cinco principios los ha perdido el régimen.
Preocupación
Insistiendo en el aspecto anterior, el del bajo acompañamiento a los candidatos, ¿no se está haciendo tarde para lograr que en este proceso tome fuerza y mayor aceptación entre los electores?
Muchos candidatos no están impresionando a los votantes y eso es preocupante porque podría ser que los electores no tengan el suficiente ánimo de la participación.
Tomando en cuenta la duración del proceso, apenas vamos en la mitad del tiempo, pues, faltan cuatro meses y tres semanas para el día de votación.
A quienes están apresurados les puede pasar como en las carreras de caballo de dos mil metros, que cuando cubren los primeros mil metros parecen imbatibles, pero ya en los finales no tienen nada de fuerza para alcanzar la meta. Es por eso que deben medir la carrera.
Mientras el gobierno está agotado y no plantea otra cosa que más socialismo, más centralismo, se desgañita achacando al bloqueo los problemas que él mismo ha ocasionado, habla tonterías del antiimperialismo y profundiza sus relaciones con aliados hamponiles como el régimen de Rusia, y nada hace por atender los problemas que agobian a la población, parte de la cual se ha ido y se sigue yendo como migrante; se le presenta una magnífica oportunidad a quienes participan en la Primaria de desplazar a esa gente.
Lo que quiere el electorado es que los precandiatos interpreten sus necesidades, que lo ayuden y les acompañen, no de estar dando recetas porque recetas milagrosas no hay. Y finalmente, debe haber honestidad en el sentido de decir la verdad.
Quienes ofrecen hoy salarios mínimos de quinientos dólares al llegar a la presidencia, de resolver los problemas de la luz, del agua y del combustible, en un santiamén, son unos mentirosos. Porque esos problemas se han venido agravando a lo largo de veinticinco años y no va a ser posibles solucionarlos en un mes. Hay que decirle la verdad a la gente.
Recordar lo que dijo Winston Churchill en 1940: solo ofrezco sangre, sudor y lágrimas porque en aquel tiempo los ingleses estaban en guerra.
La situación de Venezuela es como la de un país devastado por una guerra, ya que es tan difícil que, al igual como ocurrió con los europeos que salieron a todas partes del mundo al finalizar la segunda conflagración mundial, así han estado nuestros conciudadanos, desde hace una década, saliendo de territorio nacional y quienes aún permanecemos, pasando penurias, necesidades y la mayor inflación del mundo.
Sacrificios
¿Cuándo usted cuestiona a los precandidatos que ofrecen resolver los problemas con facilidad, no desestimula a la gente diciendo que la situación no cambiará en corto tiempo?
Es imposible que haya un cambio prontamente. El país está devastado. Y por ello los precandidatos de la Primaria tienen que entender que esta situación no va a cambiar simplemente por deseos.
La campaña que viene para la presidencia será muy ruda porque el oficialismo intentará, desesperada y con todos los medios a su alcance, mantenerse en el poder, mientras tenemos un país en el suelo, sin recursos, con toda la estructura desvencijada, con mucha desconfianza en el exterior.
El país lo que necesita es confianza, desde los empresarios, los emprendedores, pasando por los trabajadores y llegando hasta las amas de casa.
Un país donde ha crecido la discriminación, la exclusión y tiene como enemigos al entorno, donde se ha cultivado a los aliados más fracasados del planeta, tenemos que hacer un gran esfuerzo para corregir, no en dos días, sino en el tiempo necesario.
Hay que producir, esforzarse, sacrificarse. Y las primarias tienen que servir para ponerse de acuerdo, colocarse en la esperanza de la gente para decirle que tenemos que luchar, que Venezuela puede levantarse y que podemos derrotar al gobierno en el 2.024.
Queda el tiempo para lograr un cambio de actitud. Los grandes problemas no son el CNE, si el gobierno está tratando de penetrar la Primaria con candidatos embozados, o si tiene colectivos para impedir elecciones. El gran problema es la indiferencia y por eso hay que entusiasmar al 80 por ciento, poner el brazo para darle la palmadita, sino oírlos, no para decirle cosas que no se van a cumplir, sino para ayudarlo. La gente quiere que sus familiares vuelvan a Venezuela. Las madres que tienen a sus vástagos en el exterior lo que quieren es que les traigan a sus hijos. Y las que se encuentran todavía en Venezuela lo que quieren es que sus hijos vayan a la escuela con algo en el estómago. Que pueda haber trabajo. Que haya gasolina porque ya los dueños de vehículos no quieren estar cinco o más horas esperando tener combustible. Que no se vaya la luz para que no se le pudra lo poco que tiene en la nevera, Que pueda movilizarse por las vías porque los carros están deteriodos. Que dejen trabajar a los que tienen ánimo de hacerlo. Y, por supuesto, que haya salarios dignos para que la gente pueda comprar lo que quiera y no depender de una bolsa con los productos que el régimen quiera que se consuman.
Los candidatos no son magos ilusionistas, como vemos a algunos de ellos ofreciendo sin pensarlo, resolver los problemas. Hay otros que son mamadores de gallo. Y algunos que amenazan con acabar con esto o aquello cuando lleguen a la presidencia.
La Primaria no es obra de magia, sino un proceso ciudadano, de la propia ciudadanía, que busca a una persona completamente normal, que entienda a la gente, que haga empatía con sus prójimos, que sepa que ´primero hay que reconquistar la democracia y, luego, lograr que todos podamos levantar al país.
impugnable
Ahora que ha salido del anonimato Carlos Ratti a cuestionar la Comisión Nacional de Primaria, ¿existe el peligro de que el Tribunal Supremo de Justicia o cualquier otra instancia del Estado a suspender el proceso?
Como en todo el mundo democrático, un proceso de esa naturaleza es iniciativa de la sociedad civil. No es impugnable ante ningún tribunal. Ahora en las circunstancias que vive Venezuela, donde no hay separación de poderes y todos están sometidos al Ejecutivo Nacional, no es extraño, en primer término, que aparezca un individuo, como este Rattia, que podría ser inducido por alguno de los cenáculos del partido de gobierno a actuar de ese modo; y en segundo lugar, que un tribunal, incluyendo el Supremo, pueda aceptar un recurso como el intentado por el ya mencionado sujeto. Lo que está claro es que la Primaria es el derecho que tienen miles de personas de escoger a quien será el candidato presidencial de la mayoría de la población en unas elecciones nacionales. Y todavía eso no ha ocurrido.
Y, por último, claro está también que el régimen no ve con buenos ojos que en una Primaria salga un solo candidato para enfrentar al del oficialismo, porque éste tiene el rechazo de más del 80 por ciento de la población y, claramente, saldría derrotado porque hasta tiene rechazo en el exterior como se evidenció en la visita que hiciera la semana pasada Nicolás Maduro a Brasil, donde el Congreso lo repudió.
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