Liborio Guarulla, quien fuera gobernador de Amazonas, apelando a su experiencia política de cuarenta años y viendo el comportamiento de los dirigentes de la oposición, dice que éstos no se enfrentan a Nicolás Maduro, sino entre ellos.
Son muy buenos denunciando a los demás opositores y el régimen les permite que hagan su trabajo de caballos de Troya, de quinta columna, añadió. Lo más lamentable es que queda el reconcomio porque cada uno trabaja para que los otros puedan perder.
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Al ser entrevistado por El Impulso, Guarulla habló de la situación que vive Guayana, donde guerrilleros y otros grupos armados, en complicidad con militares, cometen un saqueo y están desplazando a los indígenas de sus territorios, para abrir, como ha ocurrido, más de tres mil minas.
Más de treinta dirigentes indígenas han sido asesinados, pero no se realizan investigaciones para detener a los homicidas.
Y asimismo se refirió a lo que considera el racismo, la discriminación y la esclavitud a que son sometidos los indígenas en el sur de Venezuela.
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Destrucción
¿Cómo ve usted la situación del país en este momento?
El país se encuentra en una situación tan crítica que no se puede generalizar. Lo más grave es que no hay Estado de Derecho porque éste ha sido desconocido por el régimen totalitario, arbitrario y hegemónico. El gobierno ha fracasado en su política económica y vive de una economía inapropiada, vamos a llamarla: clandestina. Además se caracteriza por la represión, el cierre de los medios y la inexistencia de la libertad de expresión. Y ha permitido el fraccionamiento del territorio al punto de que Guayana y, en general, los estados del sur, donde se ha venido destruyendo la naturaleza y el sistema ecológico, están, prácticamente, sometidos por la guerrilla colombiana, los paramilitares y otros cuerpos irregulares fuertemente armados, los pranes creados por el propio Estado y los grupos que controlan el negocio de las droga y vienen desplazando y asesinando a los indígenas. Esta es una zona diferente al centro y demás regiones de Venezuela, en la cual impera la violencia incontrolada, y ya se ha perdido la soberanía. No hay transacciones con la moneda nacional sino con el dólar y el peso colombiano. No imaginan ustedes, en Barquisimeto, y en otras partes del país, lo que aquí se está viviendo.
Complicidad
¿Cuándo se refiere al desplazamiento de indígenas es porque éstos se están yendo al Brasil?
Desde hace mucho tiempo comenzaron a irse por las condiciones económicas que hacían difícil su permanencia en la zona, pero se intensificó a raíz de la incursión de los individuos armados y los propios funcionarios de las fuerzas armadas en complicidad con estos grupos, los cuales de manera violenta desplazaron a los indígenas de la Gran Sabana, del escudo guayanés y de la parte amazónica, quienes tuvieron que huir a Brasil para poder sobrevivir. Es de resaltar que ese desplazamiento ha permitido que se hayan abierto más de tres mil minas en Guayana ( Bolívar y Amazonas) y quienes se benefician son los grupos guerrilleros, las mafias del narcotráfico y elementos de las fuerzas armadas que de alguna manera participan en este negocio de saqueo, de depredación, de nuestra naturaleza; y los indígenas, que quedan en esa zona, viven en condiciones de esclavitud y muchos de ellos son incluidos en todo lo que tiene que ver con el contrabando, la prostitución, la drogadicción y otros delitos. Esos grupos delictivos han asesinado, en forma sistemática, a dirigentes de las etnias. Es una situación catastrófica, sanguinaria y, a todas luces, inhumana.
Ejecuciones
¿Cuántos asesinatos han sido cometidos?
No se ha podido determinar el número exacto de ejecuciones, ya que muchos después de haber sido asesinados han sido despedazados y tirados al río, y en otras ocasiones enterrados en la selva, pero se conoce más de treinta asesinatos. Sin embargo, el terror es tan fuerte que no se puede saber cuántas son en total las víctimas. De las últimas muertes nada se sabe de investigaciones, como son los casos de Virgilio Trujillo, de la Organización Indígenas Piaroas Unidos (OIPUS), asesinado el 30 de junio del año pasado en Puerto Ayacucho por denunciar precisamente la incursión en la minería de su zona; y de tres integrantes de la etnia Jivi, el 19 de julio también del 2022, muertos a disparos, en la zona fronteriza con Brasil. Son víctimas de los grupos armados que actúan en el Alto Orinoco, las minas del parque nacional Yapacana, toda la zona de Manapiare, la cabecera del Sipapo, el sur de Bolívar, Guaniamo y hasta llegar a la Gran Sabana. Toda esa región está totalmente destruida y allí impera la ley de la guerrilla, de la mafia del oro y la del narcotráfico.
Persecución
¿Todos los indígenas desplazados son de Amazonas?
Sí, todos. Incluso, las poblaciones que están a las orillas del Orinoco, Atabapo y Guaini, que son las más antiguas establecidas, debido a la falta de atención por parte del Estado venezolano, la inseguridad y la violencia de los grupos irregulares, han tenido que emigrar a Colombia y Brasil. Del mismo modo, los yanomamis, que están en el Alto Orinoco, se han visto obligados a huir a Brasil, donde han recibido protección, ya que en su territorio están siendo asesinados y no tienen ninguna garantía para vivir. Y también los pemones de la Gran Sabana porque la persecución ha sido bestial.
Diputados
¿Cómo se siente la población de Amazonas ahora, que ya existe un calendario para escoger al candidato de oposición en las primarias, al recordar que sus diputados fueron desincorporados después de ser proclamados por el Consejo Nacional Electoral y nunca se hizo juicio para determinar si hubo fraude, ni elección para reemplazarlos?
Esta pregunta tiene dos respuestas: la primera es que la clase política venezolana y sobre todo los que se dicen revolucionarios, socialistas, comunistas, ha demostrado lo que siempre hemos denunciado: aquí impera el racismo. La decisión de desincorporar a los diputados de Amazonas (Nirma Guarulla, Julio Ygarza y Romel Guzamana), después de haber sido proclamados por el Consejo Nacional Electoral, forma parte de ese pensamiento y se confirma que los que están al frente de esta mal llamada revolución, son racistas y aplican el apartheid a los indígenas del Amazonas. De tal manera que fue prohibida la presencia de los tres diputados indígenas en la Asamblea Nacional del 2015. Y, por otra parte, la oposición demostró no sólo falta de solidaridad, sino también falta de coraje y valentía para defender lo que tienen que defender. No se puede decir que se defiende la igualdad y el Estado de Derecho si no se defiende a los más débiles. En ese sentido la bancada opositora no fue coherente con los parlamentarios indígenas de Amazonas y, al final, la tuvieron que pagar todos, porque no sólo fue eliminada la representación del Amazonas, sino toda la Asamblea, y el régimen venezolano, al igual que lo que ha hecho Daniel Ortega en Nicaragua, viene tratando de producir la muerte civil y política de la oposición. En Amazonas inhabilitaron a todos los dirigentes indígenas de oposición porque sabe este régimen que en veintitrés años no nos han podido ganar.
Pienso que no sólo es responsabilidad del dictador o la persona arbitraria que elimina las instituciones, que elimina el Estado de Derecho, sino, como en este caso de los diputados de Amazonas, son los operadores de la administración de justicia. Hay que culpar directamente a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, quienes de manera desvergonzada, en un día dictaron medidas cautelares para evitar que los diputados cumplieran sus funciones.
Nunca podrían ser señalados de haber cometido fraude, si el gobierno es el que tiene el CNE, el Plan República, a los miembros de mesas y operadores electorales. ¿Cómo pueden hablar de fraude en mesas que el gobierno ganó? En el caso de Amazonas no hubo ninguna irregularidad. Y lo más grave es que eliminaron el 20 por ciento del territorio nacional, que no tuvo representación y ni siquiera tiene representación en esta Asamblea ilegal que ellos tienen.
Es tanto el racismo, es tanta la discriminación, hacia los indígenas, sobre todo contra el estado Amazonas, que el TSJ aprobó en tres días una solicitud que hizo el señor Claudio Fermín, Javier Bertucci y la gente de Bernabé Gutiérrez, para que se reformara el capítulo para las elecciones de la representación de los pueblos indígenas y es así como el único sector de Venezuela que tiene una elección de tercer grado es el de los índigenas, a partir de un estatuto creado por el CNE para que no puedan votar de manera directa y secreta. Esta situación discriminatoria la estamos denunciando ante la Corte Penal Internacional, en La Haya.
Y la segunda, en cuanto al asunto de las primarias, éstas evidencian la debilidad que existe en la oposición, en la cual hay más de treinta aspirantes a la presidencia, pero ninguno tiene el liderazgo suficiente para enfrentar al régimen. El enfrentamiento no puede ser entre candidatos, sino al régimen. Y estamos viendo que algunos de los que aspiran se encuentran en el exterior. Yo también me podría ir a otro país y lanzar mi candidatura porque es muy sabroso competir desde lejos, sin riesgo alguno y hacer uso de las redes.
Y hay otros candidatos que son muy buenos porque denuncian a los demás de la oposición, motivo por el cual el régimen les permite que sigan haciendo ese trabajo de caballo de Troya, de quinta columna.
Si realmente existiera sentido común y se entendiera la política, nosotros tendríamos que restearnos con la persona que tenga la capacidad no solamente de derrotar al régimen, sino sentar las bases para una nueva democracia, para un nuevo país. Y eso no se va a lograr colocando a un candidato que a los pocos días se convierta en otro dictador, a otro individuo que va a hacer lo que quiera hacer, que es lo que hemos visto.
Impunidad
Usted habló de un planteamiento ante la Corte. ¿Qué piensa de las denuncias hechas ante ese organismo acerca de crímenes de lesa humanidad en Venezuela?
Hay mucha complicidad, a veces de la OEA y de la ONU, en casos graves. No sólo debe haber voluntad para denunciar sino aportar pruebas. En el caso de Amazonas, por ejemplo, doy tres ejemplos: en Parima B, unos militares le dispararon con armas de guerra a unos yanomamis completamente indefensos y mataron a cuatro de ellos, no habiendo a casi dos años ni juicio, ni culpables; a Virgilio Trujillo le dispararon a la cabeza y no hay ni un sospechoso; y hace más de un mes fue asesinado el dirigente indígena Gualberto Canónico, pero se guarda absoluto silencio sobre este crimen. Crímenes como estos ocurren con frecuencia en Amazonas, donde no se investigan los casos y, por supuesto, quedan impunes.
Desastre
¿Qué puede suceder en Venezuela?
Yo aspiro que primeramente recuperemos el sentido común y luego que haya alguien que tenga la capacidad realmente para el reto de recomponer el país. Tener operadores que permitan que Venezuela se pueda reencontrar internamente y con la gente que está en el exterior. La culpa de esta situación no sólo ha sido del régimen, sino de la propia oposición por su anarquía, por sus intereses particulares, ya que cuando se ha presentado la oportunidad no se han podido los dirigentes ponerse de acuerdo, porque cada uno quiere tener el poder absoluto del poder, sin compartirlo con nadie, y sin entender que lo que principal es el interés general, el interés de la sociedad venezolana. Yo que tengo cuarenta años metido en política puedo afirmar que todos los procesos de primarias han terminado en un verdadero desastre, porque gente que se mete en la contienda y pierde, se olvida de los compromisos adquiridos por cuanto están pensando en su interés particular y no en el bien común. Y lo más lamentable es que queda el reconcomio, porque cada quien trabaja para que los otros puedan perder y demostrar que no eran buenos candidatos. Y al final el que gana, como hizo Hugo Chavez o el que llegue ahora, cree que ha sido obra y gracia del espíritu santo, pueden hacer lo que le venga en gana, y ser un dictadorcito más.
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