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Independientemente de los resultados que arrojen las elecciones presidenciales del 28 de julio, el lapso de transición, que inevitablemente habrá de ocurrir, no se producirá en cinco meses, sino al menos se extenderá por cinco años, porque el proceso de negociaciones y conversaciones será lentamente consensuado entre las partes del oficialismo y la oposición.
Este es el pronóstico que hace el conocido y experimentado politólogo Piero Trepiccione, quien al ser entrevistado por El Impulso, considera, además, que las elecciones presidenciales serán las que más expectativas tendrán no sólo en nuestro país, sino entre los vecinos y más allá del continente.
Piero, quien es subdirector del Centro Gumilla en el estado Lara, apuesta a que después de las elecciones se cambiará el concepto de enemigo político por el de adversario político porque la gente está cansada de la confrontación, de la crisis y siente que haya 8 millones de venezolanos en el exterior.
Y un detalle muy interesante que asoma es que el nivel de participación será alto y alimentado por los jóvenes que no han conocido un sistema de gobierno distinto al que ha regido el país por un cuarto de siglo.
Campaña diferente
¿Cómo ve usted, que ha analizado las campañas electorales de nuestro país, la que se ha venido presentando ahora, sobre todo porque el diputado Diosdado Cabello, aunque no es jefe de campaña de Nicolás Maduro, ha ido con poco acompañamiento de simpatizantes a todos los sitios escogidos por María Corina Machado para sus enormes concentraciones y, por otra parte, al iniciarse oficialmente el período de presentación física de los aspirantes, ha salido ya el doctor Edmundo González Urrutia y todavía no lo ha hecho el presidente, quien aspira volver a ser reelecto?
Yo la veo con muchas expectativas. Creo que si algo caracteriza a esta campaña electoral a diferencia de cualquier otra, no sólo en Venezuela, sino en América Latina, es la que más expectativas va a levantar y la que va a ser más seguida o monitoreada en la región por las implicaciones políticas que tiene, en este momento, Venezuela en gran parte del mundo.
Dificultades en el oficialismo
¿Qué piensa de lo que está pasando en el oficialismo porque Maduro nombró como jefe de campaña al gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, a quien recientemente sustituyó por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y a Cabello como coordinador, en lo que pareciera que hay una lucha interna muy fuerte?
En el Psuv han tenido muchísimas dificultades para poder ganar espacios en lo que se refiere a la intención de voto hacia su candidato a la reelección, el actual mandatario Nicolás Maduro Moros. Obviamente, han procedido a aplicar mecanismos de ensayo y error; es decir, han estado probando figuras, probando estrategias, probando narrativas, para tratar de recuperar un terreno importante en la opinión pública venezolana. Esos cambios obedecen a esa circunstancia y también obedecen a factores internos de poder. Y para nadie es un secreto que en este caso el actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y su hermana Delcy, vicepresidenta ejecutiva de la República, ocupan un rol estelar tanto en el ejercicio del gobierno como en el seno interno del Psuv. Claro, eso de alguna manera se está viendo. Los cambios que se están ejecutando a nivel del Psuv para la campaña electoral evidencian esas influencias internas.
La gran electora
En cuanto a la oposición, ¿cómo explica el despliegue que ha venido haciendo María Corina Machado, quien ha demostrado poder de convocatoria en cada uno de los estados a donde ha ido a impulsar la candidatura del doctor Edmundo González Urrutia?
Es la figura electoral más importante de la oposición. Por decirlo de alguna manera técnica, es la gran electora: la persona que en este momento concentra el liderazgo del planeta opositor, la que ha logrado amalgamar ese apoyo político trascendental hacia el doctor González Urrutia y la ha llevado a convertirse como la referencia del liderazgo opositor. En este sentido está cumpliendo su rol, que es justamente acompañar la candidatura de la Unidad y que en la primera fase ha llevado el protagonismo. Ahora, cuando ya ha comenzado la campaña electoral formalmente, evidentemente tendrán que combinarse los roles y el propio González Urrutia ya ha tenido que asumir el rol que le corresponde.
A María Corina Machado junto a otros actores del planeta opositor también les ha correspondido impulsar, promover, orquestar la subparticipación en esta campaña en la búsqueda de los apoyos necesarios.
Habrá una nueva etapa política
¿Cómo observa las propuestas de los candidatos, ya que mientras González Urrutia propone la reinstitucionalización del Estado, la unidad de los venezolanos y pone a la disposición su experiencia profesional como diplomático como la forma de lograr los créditos que se puedan necesitar para reactivar la economía, Maduro insiste en sus promesas socialistas para mejorar la situación?
Creo que esta elección, te repito, es de las grandes expectativas. Yo siento y apuesto que en el marco de esa grandes expectativas y a pesar de los desencuentros y las dificultades que todavía tenemos, se puede abrir, luego del 28 de julio, una nueva etapa en la política venezolana: el de pasar del concepto de enemigo político al concepto de adversario político. Cuando se menciona la palabra reinstitucionalización se refiere justamente a eso, que la confrontación política en Venezuela se lleve por el terreno de lo constitucional, de lo legal, en el cual diferentes visiones, diferentes posiciones ideológicas, diferentes posturas políticas, puedan dilucidar en forma inteligente. El 28 de julio puede dar paso a que cambiemos el chip de la política venezolana, a que dejemos de lado el concepto de enemigo por el de adversario político, lo que permitiría que el avance sería muy extremadamente significativo por cuanto ayudaría muchísimo a reconectarnos con los organismos multilaterales en materia diplomática y también con los organismos multilaterales en el campo económico, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento. el Fondo Monetario Internacional y demás organismos y corporaciones internacionales que tienen interés en cooperar en el proceso de reconstrucción económica del país. En ese sentido lo que viene después del 28 de julio puede ayudar a relanzar la política en Venezuela. Lo estamos escuchando de los diferentes actores, de los diferentes candidatos, lo que es un signo positivo.
Ahora que habla de diferentes candidatos, ¿cuáles son las posibilidades que tienen los llamados alacranes que están aspirando?
En este momento, según lo que la opinión pública ha venido manifestando es que su nivel de pegada electoral es relativamente baja. Tendremos que ver en las próximas semanas de qué manera logran ampliar su base de apoyo popular, porque también están recorriendo el país Javier Bertucci, Antonio Ecarri, Luis Eduardo Martínez y Benjamín Rausseo. El resto de las opciones no tiene apoyo estadístico significativo.
Encuestas y partidos
Los sondeos de opinión indican la intención del voto para el candidato de oposición, quien triplica al del gobierno. Pero, la otra vez decían las encuestas que la oposición podría ganar quince gobernaciones, pero no fue así y a duras penas se alcanzaron cuatro estados. ¿Cómo está la credibilidad ahora?
Lo que pasa es que Venezuela vive unas circunstancias muy particulares. Las encuestas obviamente son mediciones de opinión pública del momento. Son fotografías del momento. Y para que ellas se conviertan en una película tiene que pasar un período determinado. Hay que seguir midiendo y analizando los movimientos de las encuestas. Éstas son instrumentos científicos muy apropiados para determinar el rumbo de la opinión pública, pero definitivamente no sustituyen el día D, el día de la elección. Son referencias y sirven para planificar las campañas y establecer estrategias o ajustarlas; pero, al fin y al cabo, lo que marca el destino del país y de la opinión pública es lo que ocurre el día D. Por eso, la importancia más allá de las encuestas, es que los partidos tienen que organizarse, los candidatos tienen que tener presencia ante los electores y se tiene que garantizar que sea un proceso cívico, democrático y que todas las partes estén al tanto de todo lo que ocurre el día de las elecciones, desde la mañana hasta la noche, para que así, independientemente de quién sea el ganador, éste pueda ser reconocido por tirios y troyanos, por todos los actores involucrados en el proceso.
No basta con votar
A fines de 2021 el gobierno expulsó a la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea cuando todavía ésta no había presentado su informe, pero la causa de la expulsión es haber denunciado ventajismo en las elecciones municipales y de gobernadores. ¿Cómo ve la presencia de observadores para estas elecciones?
Yo, en lo particular, soy de los que piensan que mientras más observación haya, mejor. Mientras más testigos haya, mejor. Mientras más gente se involucre en el proceso, mejor. Mientras el elector no se conforme solamente con votar. sino que su participación sea activa y se quede en el centro de votación y asista al escrutinio, será mejor. Mientras más garantías existan y el resultado sea el que corresponda con la realidad de cada uno de los votantes que exprese su opinión, es mucho mejor, porque todo eso beneficia tanto a quien está en el gobierno como el que está en la oposición, porque al final se beneficia la imagen del país en el exterior y facilita el financiamiento y atraería inversiones para mejorar la economía. En este sentido esperamos que la observación sea muy amplia porque se garantizará la transparencia del proceso electoral.
La clave del voto electrónico
¿Qué hay de cierto que en el proceso electoral venezolano prevalece la información electrónica sobre la información proporcionada por las actas?
Eso es parte de las leyendas urbanas que, lamentablemente, se han insertado en nuestra sociedad, promovidas por intereses políticos muy particulares. El asunto no es el voto electrónico o el voto manual. El electrónico es una herramienta extraordinaria porque corresponde a la tecnología de hoy en día. Hemos visto países que usan el voto electrónico con resultados muy exitosos, y también hemos visto casos de países que usan el voto electrónico y han sido muy cuestionados. De igual manera hay países que mantienen el voto manual y son ejemplos de respeto al proceso y los resultados, y también se han visto casos del voto manual en que ha habido manipulaciones y tergiversaciones que, al final, afectan los resultados y son cuestionados. El tema no es ese. La clave del voto electrónico es la vigilancia de los partidos, porque el resultado final del voto electrónico no puede ser diferente al que cada máquina emite en cada centro de votación. donde haya testigos de todos los partidos. Todos los partidos y movimientos tienen acceso a las actas y acceso al conteo final de todas las actas. Y esas actas son una verificación manual de los votos que se emitieron electrónicamente en el proceso y en el cual cada voto emite su respectivo ticket. En definitiva, el tema es que se garantice la vigilancia y la observación de todos los factores políticos que participan en el proceso y de esa manera no puede haber una mano peluda, como se decía antes, que altere el resultado final de la elección, siempre y cuando haya esa vigilancia y observación en forma estricta.
Transición por goteo
De obtener la victoria la oposición, ¿cómo podría lograrse una transición que no sea traumática, porque aquí se cambiará al presidente, pero los demás poderes quedarán en manos del chavismo?
Es que sería un proceso del día a día. Y ese es un proceso no sólo de ganar la oposición el 28 de julio, sino también de resultar ganador el Psuv. Yo creo que a partir del 28 de julio se abre un proceso de negociación diaria, de conversación diaria, de ir avanzando diariamente, tomando decisiones e ir haciendo los ajustes necesarios en el campo político institucional para que el país, definitivamente, comience a recorrer la senda de la recuperación económica. Hay que destacar que el país tiene un gran desgaste en la opinión pública. La gente está cansada de la confrontación política, está cansada de la crisis económica y, por ende, tenemos más de 8 millones de migrantes venezolanos. A partir del 28 de julio y días sucesivos tiene que venir un proceso donde día a día se tienen que tomar decisiones consensuadas, conversadas, que apunten al relanzamiento del país, a resolverle los problemas más urgentes a la gente si no queremos que la condición cotidiana de los venezolanos se siga agravando.
¿No cree que es muy largo ese lapso que hay desde el 28 de julio hasta los primeros días de enero del año cuando tomará posesión el nuevo gobierno, o lo que es lo mismo más de cinco meses?
No, no, no. Independientemente de los resultados del 28 de julio, vamos a tener un proceso de transición, que va a durar al menos cinco años. No es un proceso de cinco meses, de un año o un poco más
¿Por qué va a durar tanto tiempo?
Porque un proceso de reinstitucionalización implica una serie de negociaciones, de decisiones, de reorientaciones del marco formulario de las políticas públicas, y todos y cada uno de los pasos lleva consigo negociaciones en lo interno y en lo externo. Todo ese proceso va a implicar toda una reingeniería de la estructura institucional de Venezuela y, por tanto, no se trata de un proceso de meses antes de la toma de posesión, sino que son elementos que van a configurar ese amplio proceso de transición.
En ese aspecto hay que revisar lo que ha pasado en muchos países. Así pasó en Nicaragua en los años 80-90, en Chile también a finales de la década de los 80, en Perú luego de la caída de Alberto Fujimori a finales de los 90 y las puestas en escena de Valentín Paniagua, que fue el hombre de la transición en esa república. Son procesos que llevan dos, tres, cuatro años y hasta más tiempo. Hay que tener claridad en el horizonte de lo que significa una transición.
Se espera alto nivel de votación
Las encuestas revelan que la mayoría de la gente quiere votar, pero, generalmente, por costumbre, siempre ha habido un 30 por ciento, un 40 por ciento y hasta mucho más de abstención. ¿Qué cree usted que podría producirse esta vez?
Históricamente en los procesos presidenciales de Venezuela, salvo la elección de 2018, que todos sabemos en la circunstancia que se realizó, la participación ha sido muy alta e incluso ha llegado un momento de que ha superado el 80 por ciento. Realmente, en los últimos dos o tres años años habíamos tenido en las encuestas una situación un poco baja en la intención de votar por las circunstancias que ha tenido el país. Afortunadamente, desde el último trimestre del año pasado y los meses que van de 2024, la intención de voto que vienen reflejando las diferentes encuestadoras, ha venido subiendo progresivamente y los que convenidamente van a votar está en el orden de casi el 60 por ciento, y los que están pensando en hacerlo constituye el 15 por ciento, lo que da una posible participación del 75 por ciento o un poco más, que está equilibrada con lo que han sido algunas elecciones presidenciales en nuestro país. Yo creo que de seguir las cosas como van, la participación será del 70 por ciento, bastante importante aún en medio del cronograma electoral restringido y de las circunstancias que acompañan este proceso electoral.
Resultado en manos de los jóvenes
Durante los 25 años del chavismo en el poder ha habido dos nuevas generaciones que sólo conocen este sistema de gobierno. ¿Qué ocurre con esta gente, ya que no conocieron la llamada cuarta república en la que había una democracia muy imperfecta y a este régimen se le considera muy autoritario?
Es tan importante esta pregunta que yo la devuelvo con lo siguiente: En manos de los jóvenes está el resultado del 28 de julio. Porque, aunque muchísimos de ellos están fuera del Registro Electoral, en manos de quienes están por encima de los 18 y 30 años, está el resultado de estas elecciones, sin duda alguna.
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