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Trabajo de www.runrun.es
Este jueves, 21 de noviembre, se conmemora el Día del Estudiante Universitario, una fecha en la que al menos 15 estudiantes universitarios no podrán ocupar sus pupitres ni participar en las actividades conmemorativas debido a su detención arbitraria en el marco de las protestas postelectorales.
Desde el 21 de noviembre de 1958 se celebra en Venezuela el Día del Estudiante Universitario en conmemoración de la gesta estudiantil de 1957, que promovió el fin de la dictadura de Marco Pérez Jiménez.
Desde entonces los estudiantes universitarios han alzado la voz para visibilizar las vulneraciones de derechos humanos en el país y liderado las reivindicaciones de sus casas de estudio. 2024 no ha sido la excepción, ya que el panorama actual contempla una serie de problemáticas que ensombrece la vida estudiantil: detenciones arbitrarias, infraestructura debilitada, deserción estudiantil, crisis presupuestaria, falta de recursos materiales y profesores docentes con el salario más bajo de América Latina, de acuerdo con la ONG Laboratorio de Desarrollo Humano.
Pupitres vacíos
El director del Observatorio de Universidades (OBU) y profesor universitario, Carlos Meléndez, señaló que los estudiantes detenidos son víctimas del Estado venezolano, considerando que la persecución a la diversidad, la disidencia y la lucha por los derechos representa una erosión de los valores sociales.
“Estos jóvenes, además de representar las consecuencias de años de autocracia y dictadura en Venezuela, representan también las resistencias y los valores positivos que se enfrentan a lo que es simbólicamente y físicamente el gobierno venezolano”, manifestó Meléndez.
De acuerdo con el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA), un total de 45 jóvenes fueron detenidos durante la crisis postelectoral, pero se estima que 30 fueron liberados, entre ellos, varios enfrentan medidas cautelares o sanciones administrativas.
Al menos 15 estudiantes de las casas de estudios autónomas como la Universidad Central (UCV), de Carabobo (UC), de Oriente (UDO) y de la institución privada Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) permanecen en prisión, acusados de presuntos delitos como terrorismo, traición a la patria e incitación al odio, mientras la comunidad universitaria y las ONG denuncian la criminalización de la protesta e insisten que los jóvenes son inocentes.
Esta semana, los universitarios cumplen casi tres meses arrestados en cárceles como Yare III y el INOF Los Teques, ambas en el estado Miranda, además del penal de Tocorón (Aragua), escenarios donde se enfrentan a una alarmante situación de hacinamiento crítico, deficiencias en el acceso a atención médica y alimentación adecuada, torturas, aislamiento y otros tratos crueles, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Hasta el 18 de noviembre, el director de la ONG Foro Penal, Alfredo Romero, informó que habían verificado la excarcelación de 143 presos políticos, detenidos en el marco de las protestas postelectorales, entre ellos, miembros de la comunidad ucevista: el profesor Salvador Rivera, de la Escuela de Psicología, y los estudiantes Kleiber Rincón y Santiago Ortega, de la Facultad de Odontología y de la Escuela de Estudios Internacionales, respectivamente.
La situación ha generado un clima de temor e incertidumbre, así como llamados a la liberación inmediata de los detenidos por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos y movimientos estudiantiles.
El olvido, una doble condena para los presos políticos
El presidente electo de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), Miguelangel Suárez, reiteró su llamado a la liberación de los otros cuatro (4) ucevistas y de los más de 1.700 presos políticos que continúan detenidos.
“Exigimos la libertad de todos los ucevistas y aquellos estudiantes que fueron detenidos de forma arbitraria después del 28 de julio. Hoy desconocemos su estatus, les han violado el estado de derecho y no tienen acceso a una defensa privada. Todo esto es una violación grave a los derechos humanos”, dijo Suárez en entrevista para Runrun.es.
El dirigente estudiantil insistió en que “lo peor que le puede pasar a un preso político es ser olvidado”.
“Nosotros no olvidamos a ninguno de ellos, no son un número, para nosotros son personas. Y como son personas que amamos estamos dispuestos a defender y luchar por ellos”, expresó.
Suárez también denunció una presunta elección de representación estudiantil ante el Consejo Nacional de Universidades (CNU) promovida por el ministro de Educación Superior, Ricardo Sánchez, mientras que el estudiante Luis Yaguarate, consejero universitario de la Universidad de Carabobo (UC), permanece detenido.
“Cómo un proceso (electoral) promovido por el ministro Ricardo Sánchez va a tener validez, cuando una de las personas que vota hoy está detenido arbitrariamente por razones políticas”, enfatizó Suárez.
El presidente del FCU-UCV aseguró que el movimiento estudiantil propone un proyecto de brindar apoyo psicológico a las familias de los presos políticos, reconociendo el sufrimiento que viven y la necesidad de acompañamiento.
“Que sepan que cuentan con el movimiento estudiantil para alzar la voz por cada uno de sus familiares, para que en un algún momento puedan estar con sus familias y con nosotros en los pasillos y en aulas de la universidad porque son nuestros compañeros y amigos”, añadió Miguelangel Súarez.
“No es un día para celebrar”
Para el director de OBU, Carlos Meléndez, conmemorar en lugar de celebrar el Día del Estudiante Universitario este 21 de noviembre implica un reconocimiento de las adversidades que enfrentan los estudiantes venezolanos y la necesidad de honrar su resistencia.
“Más allá de sus aulas y pensando en la democracia en Venezuela, es una conmemoración por el esfuerzo que están haciendo los estudiantes para mantenerse en la universidad (…) y también es importante porque hay que hacerle honor a los estudiantes que durante este siglo han sido asesinados, arrestados y torturados”, declaró Meléndez, enfatizando que los jóvenes son vistos como actores clave en los procesos de transformación de la sociedad.
El también sociólogo destacó la importancia de valorar el papel histórico de los estudiantes en la lucha social y política de Venezuela, pese a las adversidades que suponen los retos cotidianos ante la falta de recursos económicos.
“No tener transporte, no tener comedor, no tener aulas que funcionen o tener internet y cumplir con las actividades académicas que exige la universidad. En ese caso, no es un día para celebrar, es un día para conmemorar, pero la conmemoración es el reconocimiento histórico por un movimiento social que ha estado que persiste, y que hoy más que nunca, tiene un papel trascendental en la historia política y social de Venezuela”, manifestó.
Un día para honrar la lucha estudiantil
El presidente del FCU-UCV, Miguelangel Súarez, destacó la importancia del Día del Estudiante Universitario en el marco de la participación activa de más de 10.000 estudiantes en el proceso electoral para elegir a las autoridades estudiantiles en esa casa de estudio.
“Es una cifra importante que además te habla mucho del compromiso que tiene el ucevista, pese a las vicisitudes, de seguir en esa lucha, esa reivindicación histórica que ha significado la referencia que uno tiene de la Generación del 28”, apuntó Súarez.
Insistió en que la conmemoración del Día del Estudiante en la actualidad tiene un significado mucho más profundo y urgente que en años anteriores, debido a la crisis que atraviesa la universidad y la lucha por su autonomía.
Para Patricia Caicaguare, dirigente estudiantil de la Universidad Central de Venezuela (UCV), el 21 de noviembre representa una fecha “para recordar las luchas estudiantiles y llenarse de valor”.
La miembro del Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social dijo que la UCV es un espacio de “lucha para mantenerse a flote” afectada por la mala administración de ingresos propios de la institución y la inestabilidad política del país, que genera un ambiente de desmotivación entre los estudiantes.
Caicaguare aseguró que las instalaciones de la Escuela de Comunicación Social, como estudios de radio y televisión, se encuentran en mal estado, limitando las oportunidades prácticas de los estudiantes en los últimos años.
“Los profesores siguen tratando de ayudarse con las tecnologías actuales para llevar esas materias a la práctica, pero continúa siendo un reto. Hay estudiantes que no tienen privilegios y dependen del comedor y transporte de la universidad pública. La distribución de cupos del comedor no es realmente justo”, agregó la estudiante.
La universitaria opinó que “esto es parte del contexto con el que uno tiene que vivir y tratar de salir adelante para realmente sacar los estudios, porque al final el objetivo no es tanto un título sino realmente obtener una formación de calidad que pueda ayudarme a sobresalir en el mundo laboral”.
Derechos vulnerados
La Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre de Venezuela ha documentado una serie de patrones de violaciones de derechos humanos contra estudiantes, quienes han sido blanco de represión en el país debido a las detenciones arbitrarias y uso excesivo de la fuerza, la violación a los derechos a la libertad de expresión, a la protesta pacífica y a la educación de calidad.
Los expertos consideraron que la detención arbitraria de estudiantes “no solo viola derechos básicos, sino que intenta suprimir el pensamiento crítico, una de las funciones esenciales de la educación y la participación democrática”.
Al respecto, el director de OBU, Carlos Meléndez advirtió sobre la situación alarmante con relación a la vulneración de derechos políticos y civiles en el contexto universitario tras los eventos del 28 de julio.
“Luego de los eventos del 28 de julio, observamos que las denuncias por la violación de derechos políticos y civiles, luego de la detención de profesores universitarios y estudiantes universitarios, ha aumentado un 80 % con relación al segundo trimestre del año y 50 % en relación al primer trimestre del año”, precisó en entrevista para el espacio “Gladys” en el Circuito Éxitos.
De acuerdo con el vocero del observatorio, esta problemática se traduce en un “empobrecimiento” generalizado de los estudiantes a causa de tres factores principales: la desprotección debido a la ausencia de políticas públicas, la despolitización por falta de condiciones para fomento de la formación ciudadana y política dentro de las instituciones universitarias, y la desinformación que afecta a la población estudiantil.
“Todas estas condiciones de empobrecimiento estructural afectan el derecho a la educación de calidad, ya que la universidad tiene tres grandes funciones que son la docencia, la investigación y la extensión. Los profesores empobrecidos no pueden tener acceso a las herramientas necesarias para dar clases, como computadoras ni laboratorios. Tienen que ocupar su tiempo en otros trabajos para poder comer”, indicó el experto a RunRunes.
Continuar y culminar la carrera, el mayor desafío
El gran desafío de los estudiantes universitarios venezolanos es la dificultad para garantizar la continuidad y culminación de sus estudios, pues, debido a la crisis económica se ven en la necesidad de trabajar a temprana a edad para sostener a sus familias, de acuerdo con Carlos Meléndez, director de OBU.
Añadió que el déficit de becas y ayudas económicas también dificulta aún más la permanencia del estudiante en la universidad. Además, Meléndez enfatizó que existe una pérdida de valor del título universitario, ya que en la actualidad “no es efectivo para una mejora significativa en la calidad de vida” y desmotiva a muchos jóvenes a continuar sus estudios.
El profesor universitario aseguró que en las décadas de 1990 y 2000, el principal obstáculo era el acceso a la universidad debido a la alta demanda y la limitada oferta, mientras que en 2024, el desafío se ha desplazado hacia la permanencia debido a factores socioeconómicos y la necesidad de migrar hacia otras fronteras como una alternativa para garantizar mejores condiciones de vida.
Meléndez afirmó que mientras persista el actual modelo económico venezolano, se seguirá presenciando la degradación del sistema universitario. “Tendremos este tipo de universidad que cada vez se hace menos sostenible”, dijo, expresando su preocupación al respecto.
Aunado a la situación, comentó que la proliferación de universidades bolivarianas, controladas por el Estado, ha socavado la autonomía universitaria y ha generado una brecha cada vez mayor entre estas instituciones y las pocas universidades públicas y privadas que aún mantienen su independencia.
“El sistema global del conocimiento se sigue transformando y nosotros nos vamos a mantener rezagados en eso porque no vamos a tener en las condiciones económicas ni el crecimiento y las posibilidades de acceder a la globalización del conocimiento, mientras nos encerramos en la persecución de la disidencia y en el marasmo producto de la falta de presupuesto”, específico Meléndez.
Déficit presupuestario e inseguridad alimentaria
El director del Observatorio de Universidades advirtió que tanto estudiantes como profesores se encuentran en inseguridad alimentaria. Según las últimas mediciones de la Encuesta Enobu 2023, 32% de los profesores y 21% de los estudiantes universitarios comen menos de tres veces al día.
“Nuestra población sigue envejeciendo y posee enfermedades crónicas, que se dificultan atenderlas por el acceso limitado a servicios de salud y los bajos salarios que los hacen ser los profesores más pobres de la región latinoamericana”, detalló Meléndez.
El experto también alertó que las condiciones de las instalaciones universitarias, especialmente en cuanto a sanidad y mantenimiento, son deplorables y afectan directamente la calidad de la educación.
También precisó que 6 de cada 10 estudiantes universitarios en Venezuela no cuentan con suficientes laboratorios y bibliotecas especializadas, lo que limita las oportunidades de investigación y aprendizaje.
Por su parte, el presidente electo de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), Miguelangel Suárez aseguró que el déficit presupuestario ha llevado a esta casa de estudios a una crisis financiera sin precedentes, obligando a los profesores universitarios a asumir costos que deberían ser cubiertos por la institución debido a los bajos salarios.
Suárez también señaló que existe una amenaza latente sobre la autonomía de la UCV, con intentos de influir en sus procesos internos y tomar el control de la institución. “Está en riesgo de las intenciones oscuras de apoderarse y poder permear todos los procesos internos de la universidad a través de la estrategia de dejarle un déficit presupuestario donde no tenga la capacidad de autogestionarse”, advirtió.
Para octubre de 2023, el Observatorio de Universidades (OBU) registró que el déficit presupuestario de las instituciones de educación superior autónomas y experimentales en Venezuela supera el 90%.
A través de su perfil oficial en X (anteriormente Twitter), OBU destacó que esta deficiencia presupuestaria limita en grado sus funciones esenciales de docencia, investigación y extensión.
Infraestructura en críticas condiciones
En cuanto a los problemas estructurales e infraestructurales, el presidente de la FCU-UCV precisó que las escuelas más afectadas son Estudios Políticos y Salud Pública, al tiempo que denunció la falta de una sede digna para la Escuela de Idiomas Modernos, lo que afecta la calidad de la educación que se imparte en estas unidades académicas.
El dirigente estudiantil añadió que al menos 60% del campus de Maracay se encuentra afectado por la humedad y hongos, lo que representa un riesgo para la salud de los estudiantes y la operatividad de las instalaciones.
La obligación de trabajar para financiar sus estudios ha transformado la experiencia universitaria de muchos jóvenes. En lugar de dedicarse por completo a su formación, deben dividir su tiempo entre las aulas y los empleos, teniendo implicaciones en su rendimiento académico.
“La situación que viven los estudiantes de tener que trabajar y estudiar al mismo tiempo no es para lo que está concebida la universidad. Para una formación integral los universitarios deben dedicarle tiempo, y eso no es posible porque a la vez que piensas en las materias de cálculo, ingeniería o derecho, piensas qué llevar a comer a casa”, describió como un día cotidiano de los ucevistas.
La Encuesta Enobu 2023 sobre las condiciones de vida de la población universitaria de OBU demuestra que 91% de las universidades no garantiza un suministro continuo de agua, y el 86% enfrenta problemas similares con el servicio eléctrico.
Otro dato alarmante es que 86% de la población universitaria carece de transporte universitario. Este porcentaje se encuentra dividido de la siguiente manera: 49% depende del transporte público, lo que implica un gasto adicional en pasajes, mientras que el 32% de los profesores se dirige a pie a sus lugares de trabajo. Entre los estudiantes, el 53% se moviliza caminando o usando transporte universitario.
Sobre esta problemática, Geovanne Guillén, estudiante de la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe (UMC), afirmó que la deficiencia en los servicios públicos, el transporte y escasez de profesores también afecta a la comunidad estudiantil del estado La Guaira.
“Batallo como la mayoría lo hace y me he vuelto autodidacta desde la pandemia, que ha entorpecido un poco el nivel de enseñanza”, declaró el estudiante que cursa los últimos semestres de Ingeniería Informática.
Deserción estudiantil
De acuerdo con el Observatorio de Universidades (OBU) se ha reportado una reducción del 60% en la matrícula estudiantil universitaria en Venezuela desde 2012 hasta 2024, debido a la crisis económica, la falta de inversión en el sector educativo y la migración de estudiantes y profesores.
Según la Encuesta Enobu 2023, el 61 % de los estudiantes universitarios han considerado abandonar sus estudios en los últimos 12 meses, mientras que el 75 % de los docentes ha pensado dejar sus puestos de trabajo debido a los bajos ingresos que perciben.
Específicamente, en la UCV, principal casa de estudio del país, el nuevo período académico 2024-2025 inició con más del 40% de deserción estudiantil. “Hoy tenemos una deserción estudiantil que roza el 45%, una universidad que ocupaba unos 50.000 estudiantes y que hoy tiene 20 mil estudiantes”, dijo en rueda de prensa Jesús Mendoza, expresidente de la FCU.
La llama de la educación sigue viva
Pese al panorama ensombrecido, los estudiantes continúan luchando por sus derechos y por una educación de calidad.
“Hoy, más que nunca, el espíritu estudiantil se ha levantado para reclamar su derecho a una educación de calidad y una universidad autónoma, y a partir de ahí, el estudiante está convencido que la universidad se tiene que salvar que no, no la va a dejar morir”, comentó el presidente de la FCU-UCV.
La estudiante Patricia Caicaguare, quien vive a las afueras de la ciudad de Caracas y tiene largas jornadas de clases, compartió que hace lo mejor posible por obtener buenas calificaciones, y que al formar parte de la dirigencia estudiantil desde el año 2022, consideró que puede aportar a sus compañeros.
“Me quedo aquí porque sé que puedo hacer algo al respecto, a pesar de las cosas que no funcionan”, comentó.
Para Geovanne Guillén, estudiante de Ingeniería Informática en la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe (UMC), su motivación de seguir su recorrido universitario “es el hecho de todo lo que se ha luchado desde la época de la pandemia con la adaptabilidad y estudiar y trabajar al mismo tiempo”.
“Además, quiero verme como un ingeniero formado, que representa la gratitud hacia mis padres y los valores que me inculcaron desde pequeños de ser una mejor persona en el ámbito personal y profesional, pese a las adversidades”, concluyó.
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