Desde lo más profundo del calabozo de la agonía y la espera, el grito de libertad nació para volar sobre uniformes y balas, en un enorme coro, las trincheras del llanto se convirtieron en barricadas de coraje y llamamiento democrático. El mar en calma, sometido por el hambre, se ha convertido en una poderosa carga que barre las costas sin miedo. tiranía y rapacidad.
El pensamiento volará alto, la ilusión de libertad volará alto, y todos viajaremos en este sueño con la piel cubierta de sangre, el corazón ante nosotros, y destruiremos las barreras de la opresión y el mal.
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La gente estuvo desesperada durante mucho tiempo.. El desierto se alarga y repite aquellas vistas y espejismos, y las noches muestran el rostro solitario y helado de la orfandad. Paso a paso, la multitud suplicó al Señor que los animara a ir a un lugar seguro donde los animales salvajes y las condiciones desagradables del ambiente no causaran tanto dolor al cuerpo y tantos malos síntomas. alma
Día tras día, la ruta se hacía circular y las piernas sangraban por las mismas huellas.. El pueblo enfurecido intentó lanzar sus gritos pidiendo sangre en medio del desierto, pero sus gritos se convirtieron en un eco creciente, que regresaba a sus oídos como signos negativos que confirmaban la derrota y el dolor del sufrimiento. busca el cielo. entre las ruinas de ambiciones lejanas…
En algún lugar de la montaña había guías escondidos tras la infancia. Los pájaros nocturnos silbaban desde las profundidades del silencio hacia extrañas y nuevas nubes que sólo ven los niños y los poetas.
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El calor penetró profundamente en la garganta y las palabras se convirtieron en una tos áspera y cansada. El miedo a desmayarse se generalizó y este cansancio de repente se convirtió en un ejército de jóvenes decididos a mostrar al mundo que somos un país invencible, que derrotaremos a los invasores que intentan humillarnos.
Dios esta con nosotros– dijo una voz que bajaba de las montañas y nos invitaba a recorrer con valentía el antiguo camino que miles de generaciones han recorrido con sus viejas caravanas sin miedo. En las calles, con nuestra juventud. Dios esta con nosotros.
Allah es Allah, él es el viento y él es la promesa. En el doloroso retorno al camino democrático, Dios está con nosotros, Dios está delante, está a nuestro lado, nos rodea con su bondad y su justicia. Avancemos con confianza, dejemos volar nuestros pensamientos hacia la libertad que se acerca. Hoy, como ayer, el pueblo venezolano está demostrando al mundo entero y a sí mismo que es imposible subyugarlo por la fuerza. Hoy el enemigo está derramando sangre inocente en su búsqueda satánica de dominio, hoy grita de ira, rabia y dolor. Pero el triunfo del bien sobre el mal está cerca, y celebramos el amor en memoria de estos días oscuros… Y, pensamiento, sobre alas doradas; ¡Ve, ponte en las laderas, en los cálidos y suaves cerros calentados por las dulces brisas de la madre tierra!
Jorge Euclides Ramírez
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