Contrapunteo de ideas insurrectas en Venezuela gomecista, 1908-1935 La inspiración para meditar y escribir el presente ensayo sobre este par de eminentes insurrectos del semiárido occidental larense venezolano en tiempos de la satrapía andina de Juan Vicente Gómez (1908-1935), el caroreño Cecilio “Chío” Zubillaga Perera (1887-1948) y el tocuyano Pío Tamayo (1898-1935), que no pretende ser exhaustivo ni más ni menos, viene desde felices, diversas y variadas circunstancias que enumeraré de seguido. La primera tiene que ver con el nombre que le he dado: Contrapunteo, apropiada palabra que he tomado del antropólogo cubano Fernando Ortiz y su magnífica obra Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, singular trabajo editado en La Habana, Cuba, en 1940. Si el isleño se refiere a dos productos vegetales y su incidencia en la cultura de la mayor isla antillana, yo me encargaré de hacer un contrapunteo entre estas dos relevantes figuras históricas de la cultura y la política del semiárido larense venezolano que enfrentaron la barbárica dictadura andina desde dos perspectivas semejantes y diferentes en algunos aspectos, empleando para tal cometido el método comparativo que aprendí de Marc Bloch y Lucien Febvre, fundadores de la Escuela de Anales en 1929, y de los maestros Federico Brito Figueroa y Reinaldo Rojas, mis estimados mentores venezolanos. – Infórmate Venezuela – Lo segundo tiene que ver con la amable solicitud que me hace el consagrado escritor y docente caroreño Juan Páez Ávila, y el profesor Gorquin Camacaro para que colabore con la excelente Revista Carohana con un ensayo referido a Pío Tamayo y que creí pertinente extenderlo y ramificarse hasta la figura de otro rebelde del semiárido como Chío Zubillaga, su contemporáneo vital y de luchas. Es estímulo tercero es el esfuerzo de comprensión que hago desde hace años para entender lo que he llamado “genio de los pueblos del semiárido larense venezolano”, un espacio geográfico que brilla por sus realizaciones culturales desde la época colonial, y que incluye a tres ciudades de gran solera y tradición: El Tocuyo (1545), Barquisimeto (1552) y Carora (1569), poblados que constituyen lo que he llamado “triángulo colonial barroco”, una realidad mestiza que es raíz de nuestra innegable preponderancia nacional en los ámbitos de música y literatura, categoría de análisis que se fundamenta en la “Región Barquisimeto” 1, creada por el Dr. Reinaldo Rojas en 1995. Con ello entramos en conocimiento que ninguna de estas tres ciudades del semiárido puede ser examinada por separado o de forma autónoma, pues una trama muy imbricada las ha unido fraternal y secularmente. Debo agregar que además de los aportes de Reinaldo Rojas, debo sumar a otras eminentes personas que han pensado nuestra realidad histórico social del Estado Lara: el sabio Francisco Tamayo, Rafael Domingo Silva Uzcátegui, Héctor Mujica y Luis Beltrán Guerrero. Y quinto: cuento con un antecedente muy puntual con respecto a Chío Zubillaga y Pío Tamayo colocados uno frente al otro, inspirados personajes a quienes sugerí establecer utilizando el método comparativo del hacer histórico a mi tutorada la Dra. Isabel Hernández Lameda, quien de muy buena y brillante manera lo realiza para su Tesis Doctoral en el año 2019, en el Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Barquisimeto. Es la base conceptual y metódica en la que se afinca mi ensayo presente. – Infórmate Venezuela – Chío Zubillaga y Pío Tamayo como Intermediarios Culturales y Rebeldes Primitivos Los venezolanos y larenses, hombres del semiárido, Chío Zubillaga y Pío Tamayo comparten estos dos rasgos señeros y fundamentales, que nos ayudan grandemente a su comprensión: son un par de auténticos “intermediarios culturales”, tal como los identificamos valiéndonos de la categoría de análisis del historiador marxista francés Michel Vovelle 5, y son de igual manera “Rebeldes Primitivos”, otra interesante categoría de análisis que tomamos de Eric Hobsbawm 2, eminente historiador marxista cultural británico. Se comportan como efectivos intermediarios culturales, puesto que ambos comparten dos culturas, cultura popular y cultura de elites. Otros intermediarios culturales en sociedades tradicionales serán el cura, el maestro de escuela, el médico, el notario. Son una suerte de mestizos culturales, unos inspirados, demiurgos del mundo social en la dialéctica cultura de elites-cultura popular. Chío Zubillaga y Pío Tamayo han asistido a los colegios, han tenido acceso a las humanidades clásicas, poseen nutridas bibliotecas, frecuentan logias y academias. Son agentes de circulación de nuevas ideas, la Encíclica Rerum Novarum de 1891, el marxismo soviético, el modernismo de Rubén Darío, los poetas malditos franceses, el arielismo de Rodó, el anarquismo ibérico, la revolución mexicana de 1911, entre otras ideas y acontecimientos que estremecieron los inicios de la centuria pasada. Colocados en el universo de los dominantes y de los dominados, dice Michel Vovelle, adquieren una posición excepcional y privilegiada, ambigua también, en la medida que pueden encontrarlos tanto en el papel de perro guardián de las ideologías bien consideradas como el portavoz de rebeliones populares. El caroreño asiste a la escuela primaria y también de manera interrumpida al Colegio La Esperanza o Federal Carora hasta 1899 del Dr. Ramón Pompilio Oropeza, será en lo sucesivo un notable escritor, periodista y epistógrafo autodidacta, como pocos hemos visto; Tamayo será discípulo del bachiller Egidio Montesinos y su célebre Colegio de La Concordia, así como el Colegio de La Salle de Barquisimeto. Conocerá allí las humanidades clásicas y la ciencia natural fundamentada en el positivismo decimonónico, en los mismos bancos que ocuparon Lisandro Alvarado y José Gil Fortoul, eminentes representantes del positivismo criollo. Chío Zubillaga es, a no dudarlo, un personaje excepcional que llevó una vida zigzagueante, pues nació en el seno del llamado “patriciado o mantuanismo caroreño”, es decir el grupo social minúsculo que ocupaba el vértice de la pirámide social. La obra inconclusa de redención social de su hermano mayor, el Pbro. Dr. Carlos Zubillaga, fallecido en 1911, las lecturas de los trabajos dispersos del Dr. Ildefonso Riera Aguinagalde (1834-1882), así como la influencia de la gran Revolución Bolchevique de 1917, comienzan a producir una espectacular mutación mental y práctica en este hombre que lo hacen aparecer como un verdadero “intermediario cultural”, según los llama la historiografía francesa de los últimos Anales, señaladamente Vovelle. Quieren decir estos estudiosos de la ciencia de Clío que existen ciertos seres humanos que participan de la cultura de élites y también de la cultura popular. Demiurgo del mundo social tradicional, en aquel universo de los analfabetos, Chío Zubillaga asume la inspiración de la utopía y aún más, propicia la rebelión social campesina y antilatifundista. ¿Cómo fue posible que el expresidente del excluyente, sexista y exclusivo Club Torres derivara hacia posiciones que hacían que sus convicciones liberales radicales se acercaran al socialismo revolucionario? Hemos dicho que Chío leyó con detenimiento la doctrina social del Dr. Riera Aguinagalde, quien a su vez abrevar de los documentos de la Iglesia Católica, en especial los que acercaron la Iglesia a la cuestión social, el Concilio Vaticano I de 1869, momento en que ella fija posición firme ante la amenaza del socialismo comunista del siglo XIX, así como también critica acerbamente al capitalismo decimonónico explotador e inhumano. Es una posición tercera de la institución fundada por el apóstol Pedro. De Riera Aguinagalde toma Chío Zubillaga la idea, aún nebulosa en aquellos días, de la Democracia Cristiana, que intuye de los documentos de Vaticano I, y que lo hacen aparecer como un adelantado en el siglo XIX de la Teología Latinoamericana de la Liberación del presente. Chío Zubillaga oye en su radio de onda corta que en la lejana Rusia se ha producido una descomunal experiencia de cambio social, la Revolución Bolchevique de 1917, la aurora de los pueblos oprimidos de la Tierra. Sabe que este inmenso país, sumido en la barbarie se llena de recintos para la lectura, todo bajo la inspiración de Lenin, a quien se le reconoce como el mayor creador individual de bibliotecas y centros de lecturas en la historia de la humanidad. La Rusia Soviética vence el pavoroso índice de iletrados e ignorantes que ha dejado el antiguo y ya anacrónico régimen de los zares. Emocionado le sigue la pista al deseo de los bolcheviques de hacer entrar a su país al siglo XX. Pío Tamayo pertenecía al abolengo tradicional tocuyano de la época, nos dice Pedro Rodríguez Rojas 7. La hacienda El Callao, de las más grandes de El Tocuyo, era de la familia Tamayo Rodríguez. Sus dotes intelectuales naturales los pone a luz en estos primeros años, en 1910, con apenas 12…
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▷ #Infórmate Venezuela Chío Zubillaga y Pío Tamayo #8Ene
Redacción - Infórmate Venezuela
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