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una mentiracomo un concepto tan antiguo como la propia humanidad. Todos mentimos en algún momento de nuestra vida, pero ¿qué pasa cuando mentir se convierte en un hábito patológico? Mitomanía – una trastorno psicológico hace que las personas mientan compulsivamente y, a menudo, sin motivo alguno. En un mundo donde la realidad parece cada vez más fragmentada, la mitomanía se destaca como un fenómeno transpersonal que afecta a la sociedad de maneras inesperadas. A lo largo de la historia, hemos sido testigos de figuras que construyeron sus vidas sobre la base de una gran mentira, engañaron a millones y dejaron una huella imborrable en la cultura.
Mentira patológicaConocida como mitomanía, lleva a quienes la padecen a mentir con frecuencia y casi sin control. A diferencia de las mentiras tradicionales, que suelen tener un objetivo concreto, los mitómanos también mienten de forma invisible. Este trastorno no sólo afecta sus relaciones personales y profesionales, sino que también altera su capacidad para vivir verdaderamente. Los psicólogos dicen que la mitomanía puede estar relacionada con un trauma infantil, una profunda inseguridad o una necesidad abrumadora de aceptación social.
Un aspecto particularmente complicado de este trastorno es que en muchos casos el mitómano acaba creyéndose sus propias mentiras. Esto complica su tratamiento, porque al paciente le resulta muy difícil reconocer el problema. En situaciones extremas, el mitómano construye una historia tan creíble que engaña no sólo a su entorno, sino también a sí mismo, quedando atrapado en su propia versión distorsionada de la realidad.
¿Por qué, como sociedad, nos interesan tanto las mentiras? Una posible respuesta es nuestra capacidad para crear y consumir historias. Las mentiras, especialmente cuando provienen de figuras públicas o personas carismáticas, a menudo llenan vacíos emocionales o refuerzan creencias que queremos mantener. A veces elegimos creer una mentira porque satisface nuestra necesidad de héroes o historias convincentes.
En la cultura popular y los medios de comunicación, Hemos visto cómo las mentiras pueden convertirse en historias interesantes.. Desde reality shows hasta biografías de grandes estafadores, las mentiras nos entretienen y de alguna manera nos engañan. Esto se refleja en nuestra voluntad de seguir creyendo a individuos conocidos por ser mentirosos, que siempre están buscando nuevas razones para mantener la ilusión.
Uno de los casos más comunes. mitomanía popular Ferdinand Waldo Demara, Jr. (21/12/1921 – 7/06/1982) nació en Lawrence, Massachusetts, conocido como «El gran estafador». A lo largo de su vida, Demara asumió una serie de identidades falsas, desde monje hasta cirujano, sin ninguna formación en los campos que se dedicaba. La capacidad de engañar a quienes lo rodeaban le permitió incursionar en diversos campos y llevar una vida llena de aventuras basadas en mentiras. Si bien su historia es interesante, también muestra el peligro y el daño que puede causar la mitomanía. La película de 1961 The Great Con Artist se basó en su vida y fue protagonizada por Tony Curtis.
Otro caso icónico es el de Anna Anderson, quien afirmó durante muchos años que era Gran Duquesa Anastasia RomanovSe cree que la familia real rusa sobrevivió a la ejecución. Aunque su historia recibió atención mundial y fue ampliamente aceptada, pruebas de ADN posteriores demostraron que Anderson no era Anastasia. Sin embargo, su engaño continuó durante décadas, provocando controversia y consternación.
El ejemplo más reciente es este. Elizabeth HolmesFundador de Theranos, prometió revolucionar la asistencia sanitaria con un dispositivo capaz de realizar cientos de pruebas en una sola gota de sangre. Holmes convenció a inversores y personas influyentes de la autenticidad de su tecnología, aunque todo resultó ser un fraude. Su trabajo expone no sólo la mitomanía en el mundo empresarial, sino también los efectos devastadores que las mentiras pueden tener en la sociedad.
MitomaníaAdemás del trastorno psicológico, tiene un efecto profundo en la estructura social. Casos históricos de grandes fraudes y mentirosos patológicos muestran cómo las mentiras pueden afectar la percepción política, social y económica y desafiar nuestra creencia en la verdad. En un mundo donde la información está disponible para todos, la línea entre la verdad y la mentira es cada vez más borrosa. La pregunta que cabe hacerse es: ¿estamos dispuestos a afrontar nuestras propias debilidades frente a las mentiras en un ambiente saturado de complicidad?
Noel Álvarez
Coordinador nacional del movimiento político GENTE
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