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Belén Se prepara otro martes para recordar. Navidad en el lugar de nacimiento tradicional Jesús a la sombra del conflicto Gaza. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Anton Salman, destacó que «el mensaje de Belén es siempre un mensaje de paz y esperanza».
El entusiasmo y la alegría que suelen caracterizar a una ciudad palestina en la ocupada Cisjordania en época navideña estuvieron ausentes: faltaron las luces festivas y el árbol gigante que suele adornar la Plaza del Pesebre. No se esperaba la aglomeración de turistas extranjeros que suele llenar la plaza, ni tampoco los grupos de jóvenes que se reúnen cada año para celebrar la festividad.
Las fuerzas de seguridad palestinas levantaron barricadas cerca de la Iglesia de la Natividad, construida en el lugar donde se cree que nació Jesús, y un trabajador recogió los cubos de basura.
«El mensaje de Belén es siempre un mensaje de paz y esperanza», afirmó el alcalde Anton Salman. «Y estos días también estamos enviando nuestro mensaje al mundo: paz y esperanza, pero insistiendo en que el mundo debe actuar para poner fin a nuestro sufrimiento como pueblo palestino».
La cancelación de las celebraciones navideñas supone un duro golpe para la economía de la ciudad. El turismo representa alrededor del 70 por ciento de los ingresos de Belén, y casi la totalidad proviene de la temporada navideña. Salman señaló que, según el Ministerio de Finanzas palestino, el desempleo ronda el 50%, superior a la tasa de desempleo del 30% en el resto de Cisjordania.
Según Jiries Qumsiyeh, portavoz del Ministerio de Turismo palestino, el número de visitantes a la ciudad ha caído desde un pico anterior al Covid de casi 2 millones de visitantes al año en 2019 a menos de 100.000 visitantes en 2024.
Belén es un centro importante en la historia del cristianismo, pero los cristianos constituyen sólo una pequeña fracción de los 14 millones de personas estimadas repartidas por Tierra Santa. Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, hay alrededor de 182.000 en Israel, 50.000 en Cisjordania y Jerusalén, y 1.300 en Gaza.
Si bien la guerra en Gaza ha ahuyentado tanto a turistas como a peregrinos, también ha provocado una escalada de violencia en Cisjordania, con más de 800 palestinos muertos por fuego israelí y decenas de israelíes muertos en ataques militantes.
Desde el ataque que desató la guerra el 7 de octubre de 2023, entrar y salir de Belén y otras ciudades palestinas de Cisjordania ha sido difícil, con largas colas de automovilistas esperando para pasar los puestos de control militares israelíes. Las restricciones también impidieron que unos 150.000 palestinos abandonaran el territorio para trabajar en Israel, lo que provocó que la economía del país se contrajera en un 25 por ciento.
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