El 29 de junio se cumplieron 104 años de la muerte del médico, científico, profesor y filántropo venezolano José Gregorio Hernández, homenajeado por la Iglesia Católica.
José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, Trujillo, y es reconocido por sus aportes al desarrollo de la medicina moderna en Venezuela, su generosidad en el trato a los pobres y su fe religiosa.
Murió en Caracas el 29 de junio de 1919, a los 54 años, tras ser atropellado por un automóvil. Sus restos están consagrados en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, donde miles de fieles acuden cada año a presentarle sus respetos.
Desde su muerte, Hernández se ha convertido en una figura muy conocida en Venezuela y otros países de América Latina, donde muchos creyentes le atribuyen curaciones milagrosas y oran por la curación.
En 1949, la Iglesia Católica inició el proceso de canonización para declararlo santo. En 1986, el Papa Juan Pablo II reconoció sus cualidades heroicas y lo declaró «venerable». En 2020, el Papa Francisco confirmó un milagro atribuido a su intercesión: la inexplicable curación de una niña que había recibido un disparo en la cabeza.
El 30 de abril de 2021, Hernández fue finalmente beatificado en una ceremonia realizada en la iglesia Colegio La Salle de Caracas y transmitida por radio y televisión nacional. Su fiesta litúrgica se fijó para el 26 de octubre.
Con su beatificación, Hernández se convirtió en el primer venezolano beatificado y el tercer médico beatificado en el mundo después de Giuseppe Moscati y Pedro Tarrés. Su canonización requiere la verificación de otro milagro por su intercesión.
La paliza de Hernández es motivo de alegría y esperanza para millones de venezolanos que ven en ellos un ejemplo de bondad, servicio y solidaridad. Su imagen trasciende las diferencias políticas, sociales y religiosas y es símbolo de unidad nacional.